¡Qué cruz con ZP!
La hipocresía, la doble cara y la santa caradura son algunos de los atributos que distinguen al presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez ZParo. El jefe del Ejecutivo se ha empeñado en otra empresa que no tiene parangón en los últimos siglos en nuestro territorio y es la de cargarse de un plumazo todo lo que significa nuestro acervo religioso para dar cabida, por ejemplo, a toda la simbología islámica (esperemos que no con el fundamentalismo que suele llevar aparejado, pero todo es posible con Mr.Talante). El problema, si se fijan ustedes, es doble, porque no sólo es que quiera dotar al país de una laicidad que, en cierta medida está reflejada en el artículo 16 de la Constitución Española, sino de que aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para introducirnos de cabeza en el mundo islámico y todas las consecuencias que ello acarrea.
Por supuesto, a quienes conocemos las idas y venidas de ZParo, ya no nos coge de sorpresa este enésimo golpe de timón de un señor que es capaz, por ejemplo, de quitar los crucifijos de escuelas y hospitales, pero que luego se mata por una visita a la Santa Sede y ser recibido por el Papa Benedicto XVI. Verdaderamente, es para hacer un concurso y ver quién lo pasó peor, si el Santo Padre al tener que verse cara a cara con un ateo convencido o el propio ZP al tener que acudir al templo del catolicismo mundial.
Pero ojo, que el primer paso, la eliminación de la imagen del Cristo en la Cruz no se limitará a escuelas y hospitales. Lo siguiente que quiere hacer este individuo se refiere a quitar los crucifijos de los ayuntamientos, de los ministerios o de, como le dejasen, de la mismísima Zarzuela. Supongo yo que, machacando en los descreimientos católicos de ZParo, ha debido de ser una tortura de dimensiones bíblicas cada vez que juró su cargo de presidente del Gobierno ante un crucifijo. Eso sí, todos esto no dejan de ser actos de cara a la galería, para que ese electorado considerado progre, de izquierdas y anticatólico considere que por fin han hallado a un mandatario que les entiende. Nada más lejos de la realidad. ZP y parte de sus ministros, a la hora de escoger colegio para sus vástagos, se decantan por instituciones privadas y, a ser posible, donde se imparta la Religión. Ya lo dice el refrán, no basta con predicar, sino también dar trigo. Está claro que este presidente miente más que habla y que en 2012 (o antes) las urnas pueden ser su cruz definitiva como político.
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Máximo Medina -