Los mangoneos de la FIFA
La Federación Internacional de Fútbol Asociación, ese grupúsculo que, tal y como decía el inigualable José María García, viven del buen comer y del mejor beber (o viceversa), ha optado por, después del escandalazo en los partidos Inglaterra-Alemania y México-Argentina, pedir a los responsables de los videomarcadores de los estadios de Sudáfrica que obvien ofrecer las imágenes de esas jugadas polémicas. Lo que aconteció el domingo sobrepasó el surrealismo porque, por mucho que los colegiados Larrionda y Rossetti quisieran mantener su criterio, la realidad de las pantallas de los recintos les tenía que dictar internamente que habían metido la pata hasta el corvejón. Sin embargo, no rectificaron y protagonizaron un bochorno universal.
Los puristas, los que quieren mantener este negocio como en los albores del siglo XX, enseguida salen a defenestrar estas modernidades de los vídeos, no quieren que el equilibrio al que se tiende hoy en día entre las diferentes selecciones se imponga y se produzcan eliminaciones indeseadas. Ya vimos como parte del chiringuito se le desmontó a la FIFA con las salidas tempranas de Francia e Italia y, obviamente, no desea que más grandes se queden fuera de los cuartos de final.
Lo que sucede, por mucho que les pese a los prebostes fiferos, es que el fútbol ha evolucionado y no hay manera posible de que el avance se pueda frenar. El tenis, el fútbol americano o el hockey hielo son tres especialidades que se han adaptado a los nuevos tiempos y recurren al vídeo en caso de polémica. De hecho, si les nombro el concepto ojo de halcón, inmediatamente lo relacionarán con Federer, Nadal, Djokovic o Murray. Sí, ya nadie con sentido común reniega del empleo de las nuevas tecnologías. Se trata de evitar polémicas innecesarias, pero parece evidente que algunos siguen habitando en la Edad de Piedra.
Sinceramente, después de comprobado como unos colegiados son incapaces de corregir unas acciones que la propia realidad les está mostrando tal y como son, tengo que expresar con meridiana claridad que poderes oscuros, turbios y con gula de dinero siguen manejando los hilos del deporte de masas más seguido en el planeta, pero que más reacio es a los cambios. ¿Por qué, por ejemplo, la UEFA se empeña en llenar de asistentes las líneas de portería? Con un vídeo todo sería mejor, pero claro, aquí no se trata de ahorrar, sino de gastar para recibir el triple.
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Máximo Medina -
Lewis Rogers -