Los nuevos Torquemadas
Los Torquemadas del siglo XXI ya tienen a un posible candidato a censor general del Estado. Ignacio Escolar, ex director de Público, señala en una entrevista que no está conforme con las informaciones que se publican en Internet, que la red de redes se ha convertido en una especie de vertedero donde se publica de todo, sin contrastar. Parece que al caballero, lo que le preocupa son los medios que cuentan aquellas noticias que no salen en los medios convencionales, los que no le dan jabón a Zapatero y al socialismo más radical.
Lo que parece mentira es que alguien que se hace llamar periodista y que, por ende, debe convertirse en un paladín de la libertad de expresión, se sume a la moda de poner en tela de juicio lo que es un derecho constitucional. Sí, claro, por supuesto que en Internet hay personas que se aprovechan del anonimato para publicar disparates, pero no menos cierto es que hoy en día, tal y como ha avanzado el tema de la vigilancia policial en el ciberespacio, resulta bastante sencillo saber de dónde proceden determinados escritos.
Escolar, lo que debería hacer, por ejemplo, es defender los derechos de unos trabajadores que cada vez son peor tratados por sus empresas. Todo el emporio del señor Jaume Roures aguanta mientras la Moncloa siga teniendo a Mediapro de socio preferente, pero Escolar es (o al menos debe de serlo) consciente de que la deuda que atesora Público o La Sexta es brutal. Los derechos del fútbol, del baloncesto o de la Fórmula 1 no han sido gratis, precisamente, y ahora empiezan los problemas contables y las peleas con los compañeros de espectro ideológico, que no empresarial, que es el grupo Prisa.
Insisto, el sector de la prensa en España está que agoniza. Los medios tradicionales, especialmente los periódicos de papel, se las ven y se las desean para imprimir y pagar nóminas. La publicidad ha descendido (y no por culpa de la aparición de los digitales) y encima la que queda, de corte institucional, se reparte torticeramente entre aquellos que son afectos a la causa. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, a un determinado medio se le quitó la publicidad del Gobierno de Barreda porque no gustaba su estilo crítico.
Es una pena que Escolar comparta gustos pensadores con otro gran defensor del pensamiento único, Enric Sopena, un elemento nada recomendable y que, paradójicamente, tiene un soporte web que se hace llamar El Plural. Pero de diversidad de ideas no tiene nada.
2 comentarios
noderuan -
Máximo Medina -
Amigo Velarde: hace ya algún tiempo hablamos de este espinoso bajo el aroma de un cortadito en casa de don Antonio. Él (el barman) protestaba como casi siempre, y nos metíamos en este berenjenal llamado prensa y en las posibilidades de influencia que tenía en la gente. Desgraciadamente, es cada vez menor, porque aquí el más tonto hace relojes (de precisión) y ya nadie se cree nada porque salga publicado en un periódico, lo diga la radio y lo muestre la televisión. No es como antes. Y todo esto ocurre desde que los empresarios metieron sus garras en los medios de comunicación. Como usted señala, la mayoría pierden dinero o cuadran sus cuentas de mala manera, pero esto se debe más que nada a que el periodismo, la información pura o la opinión honesta han ido desapareciendo de la faz de la Tierra. El empresario que se ha hecho dueño de un medio lo utiliza según sus conveniencias y de esa forma se pierde la esencia del periodismo que denunciaba situaciones ilegales, injustas o incluso delictivas. Los anunciantes, asimismo, también influyen lo suyo en los diferentes medios, porque al fin y al cabo ellos mantienen el chiringuito y con tantas cortapisas es difícil mantener el nivel informativo, formativo o de entretenimiento. Nacho Escolar sabe mucho de esto y le cabrea que la profesión esté como está, a la vez que critica la informaciones aparecidas en esta Red de redes, por el simple hecho de que muchas son totalmente inciertas, por no decir falsas como días de fiesta, y además ni siquiera comulgan con sus ideas. Por si fuera poco, el periodismo es una de esas pocas profesiones liberales en la que se depende de una empresa. Quizás por ello, muchos profesionales han montado sus páginas web como si así personalizaran a la empresa en un mundo virtual. Pero no es lo mismo, porque, por lo pronto, el ambiente de redacción, los corrillos de periodistas, los cotilleos, los rumores... y muchas cosas más no tienen cabida en este nuevo tipo de oficio. Soplan malos vientos para una de las profesiones más vocacionales de las últimas décadas. El dinero, el capital, se impone allá donde va y de esa triste forma la ciudadanía recibe diariamente su porción de información. Quizás no sea la realidad misma, pero es la que hay o incluso, quizás, la que interesa.