El País se pasa de frenada
La plataforma escrita de Prisa ha dispuesto todos los amplificadores para darle y bombo y platillo a la presunta corruptela del Partido Popular en Santa Cruz de Tenerife. Además, dicho sea de paso, lo hacen con un ligero retardo, cuando la noticia no sólo es que fuese ya vieja, sino que encima la propia Audiencia de Cuentas ya dijo que los números económicos presentados por el grupo municipal eran correctos. Otra cosa es que algunas de las facturas presentadas por los conservadores fuesen provenientes de sus gastos personales.
Evidentemente, el diario de Juan Luis Cebrián ha visto un filón en el desierto veraniego en un informe de la Intervención que fue filtrado convenientemente a determinados medios para que se hicieran eco de ello. Claro que llama la atención que aparezcan en la fiscalización de las cuentas gastos de un paquete de papas fritas, un barraquito, una comida en Los Limoneros, viajes a Madrid o noches de hotel. Pero es que de lo que se trata es que el dinero dado para la actividad del grupo se justificó hasta el último céntimo. Lo lamentable y lo censurable es que no se conservasen las facturas y recibos de los gastos propios de la actividad política y se optase por la fórmula de aportar los tickets particulares.
No obstante, no es la primera, ni será la última, que El País pique el anzuelo de las presuntos casos de corrupción del PP y luego, cuando la historia llega a su fin sin que el juez de turno observe nada punible, la historia quede diluida en el abismo del olvido. El propio José Manuel Soria ha visto como ha sido imputado por el diario de Prisa en innumerables ocasiones, que si el caso salmón, que si el alquiler de una vivienda y, al final, todo queda en agua de borrajas. Pero aquí se trata de, con perdón, enmierdar la vida política, de vender ejemplares aun a riesgo de engañar al lector.
Lo dicho, si algo se le puede achacar al PP santacrucero es haber caído como un pardillo en un asunto de poco fuste, pero que, obviamente, tiene su enganche como anécdota. Ahora bien, que sea portada del diario prisaico o que ocupe una página completa en el interior supone un ejercicio de estirar el chicle hasta extremos insospechados, sobre todo cuando tienen a dos pasos el Congreso de los Diputados y a su presidente, José Bono, que tiene más propiedades inmobiliarias que Paco el Pocero.
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Máximo Medina -