Atraco en Estambul
El baloncesto FIBA sigue estando en manos de auténticos estómagos agradecidos. Basta que llegue el equipo anfitrión a las semifinales y que el partido esté en un pañuelo para que los árbitros sepan perfectamente qué pitar, cuándo hacerlo y sobre todo a favor y en contra de quién. Los serbios, que nos derrotaron con el triplazo de Teodosic, se vieron atracados anoche por los colegiados. Turquía tenía que pasar sí o sí y como Serbia no llegó a disponer de rentas excesivamente altas, al final pasó lo que tenía que pasar.
Lo cierto es que no era descabellado pensar que al rival de los turcos, que perfectamente hubiéramos podido ser nosotros, le iban a quitar la cartera, el reloj, la ropa y hasta la dentadura. Ya hace nueve años, coincidiendo con un europeo, España sufrió los rigores en cancha otomana de unos jueces de cancha excesivamente congraciados con los turcos. No sólo se nos machacó desde el minuto uno, sino que además, cuando ya se había producido la reacción de los nuestros, se produjo un descanso con una duración anormal.
Hoy, qué duda cabe, los Estados Unidos pondrán las cosas en su sitio. Guste o no, Turquía ya se puede dar por satisfecha con el rol de subcampeona. A igualdad de condiciones arbitrales, los locales no tienen nada que rascar, pero incluso con ayudas arbitrales no sería lógico que los estadounidenses tengan problemas para alzarse con el entorchado mundial y que, además, defenderán dentro de cuatro años en España, que albergará el Mundial 2014.
De todas maneras, urge un cambio inmediato de los directivos que presiden la FIBA. No es de recibo que a los aficionados se nos haya hurtado una final más interesante como la que podría haber sido el Estados Unidos contra Serbia. Los turcos (salvo que los hechos dentro de unas horas me contradigan) no tienen caché ni peso para luchar por el oro.
Los norteamericanos, hasta con los ojos vendados, son superiores en todos los parámetros. Seguro que más de un jugador del quinteto yanqui estará casi celebrando el favor FIBA porque los balcánicos hubiesen sido más molestos, con un juego de transiciones muy rápidas y que les hubiesen creado más problemas que los que tendrán ante Turquía. Pero este negocio es así y mientras nadie se rebele...
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Lewis Rogers -