Pierderife desacreditado
El CD Pierderife prosigue con su política de méritos que, en menos de lo que piensas, le puede llevar a estar en Segunda División B. El tercer capítulo de la Liga Adelante se resumió en un paupérrimo 'que no nos metan gol'. Y claro, cuando se afronta cualquier partido con mentalidad amarrategui suele pasar que acabas perdiendo y encima con el agravante de haber ofrecido un paupérrimo espectáculo.
Me imagino que Miguel Decepción, presidente de la entidad blanquiazul, hará algo al respecto. Podría acometer una inteligente política del dos por uno. Al mismo tiempo que saca del banquillo a Arconada, también podría ir en el lote Desacreditator Man, el hombre que 'Ar más' puro estilo siciliano reparte credenciales de tinerfeñismo y decide qué medios pueden o no informar in situ sobre el glorioso Pierderife.
Lo de Vallecas, como lo de hace una semana ante el Salamanca, lo de Elche o lo del arranque liguero en Montilivi, refleja síntomas más que preocupantes de que el míster blanquiazul está más solo que la una. Nunca hasta la fecha el mandatario del Pierderife se había metido a remedar al malogrado Jesús Gil y Gil. Por supuesto, sin la furia del soriano, pero lo cierto es que en dos semanas ha hablado más sobre la parcela técnica que desde 2006, cuando llegó a la presidencia del club de la mano de Paulino Rivero.
Para mí que, salvo sorpresa, a Arconada le van a dar el finiquito hoy mismo o más tardar a comienzos de esta semana. El proyecto del ascenso se tambalea peligrosamente y el problema no es el entrenador. El ex del Numancia sabe de que va el invento, lo que sucede es que, tal y como señalaba el sinpar Gonzalo Castañeda en Código de Barras (Mírame TV) el míster no tiene el apoyo de nadie de la directiva y sólo le respalda Santiago Llorente, un director deportivo con un prestigio innegable, pero que, y esto lo añado yo, también es el campeón del escaqueo cuando las cosas marchan mal.
El mal rollo que se ha instalado en el equipo debe ser extirpado inmediatamente. La plantilla no es, ni mucho menos, mala, sino todo lo contrario. Hay equipo para acometer la empresa del retorno a Primera, pero me da que alguien en el Pierderife ha perdido el oremus y cuando el máximo responsable de la entidad sale a opinar sobre errores defensivos, en los ajustes, etcétera, etcétera, al final a quien se pone en la picota es al entrenador al que, dicho sea de paso, su antecesor, José Luis Oltra, tuvo de nula delicadeza de juzgar en este comienzo de competición.
Ya estaría bueno que después del pésimo comportamiento de Miguel Decepción con el artífice del último ascenso ahora fuese el revulsivo. Para ese viaje no se hubiesen precisado tantas alforjas. Ya sería demasiado descrédito, pero tampoco nos íbamos a sorprender, sobre todo porque este curso parece el de los fenómenos 'para anormales'.
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Lewis Rogers -