Listas tramposas
Curiosa la denuncia realizada esta semana por el periodista Manuel Artiles, director de Mirame Tv, en relación con la praxis de determinados partidos políticos (la mayoría, dicho sea de paso) de llevar en sus listas lo que yo denominaría banderines de enganche, señuelos para reclamar la atención del votante y que luego, una vez asegurado el caldero de votos, cambian la liebre por el gato. Y no es la primera vez que se produce en estas benditas islas y en todo el territorio nacional.
Una de las formaciones más habituadas a jugar con las voluntades populares es Coalición Canaria. Ponía Artiles sobre el tapete el caso de Ana Oramas. A menos de un año para que fuesen las elecciones generales (2008), la niña de CC gana indiscutiblemente los comicios municipales en San Cristóbal de La Laguna. Internamente, ya se sabía en la organización que supliría a Paulino Rivero en el Congreso de los Diputados, pero se ocultó hábilmente que no haría el doblete del ex alcalde de El Sauzal. Renunciaría a ser munícipe para irse a los madriles a hacer la política pura y pedigüeña que siempre ha caracterizado al nacionalismo.
Muchos laguneros se sintieron traicionados por la jugarreta planteada desde la calle Galcerán porque, independientemente de cómo lo pueda estar haciendo su sucesor, Fernando Clavijo, lo cierto es que nadie les advirtió del cambio de producto electoral sino cuando ya sólo quedaba agarrarse a los llamados hechos consumados.
En Santa Cruz de Tenerife también se ha empleado una estrategia similar, además por partida doble en el caso de Manuel Hermoso que, como vicepresidente del Gobierno canario, en primer lugar, aprovechó una moción de censura en mitad del mandato 1991-1995 para eregirse como presidente y dejar la alcaldía santacrucera en manos de José Emilio García Gómez. En 1995, con menos tapujos, optó a ambos puestos y al irse a la Presidencia, dejó en su lugar al hasta hoy primer edil del chicharrerismo más arraigado, Miguel Zerolo.
Como bien expone el periodista Artiles, a ver si los partidos se comprometen por escrito a no hacer estos cambalaches que, al fin y a la postre, sólo denotan una falta de confianza en los segundos de a bordo, a los que llevan como polizones en sus planchas y que, una vez recolocados en un puesto de más lustre el Martínez Fresno o la Pilar Parejo de turno, les dan categorías de concejales cuando ya las urnas están repletitas de apoyos.
1 comentario
Máximo Medina -