Ruptura consecuente
Día intenso en las Islas. La tormenta perfecta tras la escena del sofá de Rivero y Zapatero descargó en Canarias, como no podía ser de otra manera. El pacto de Gobierno entre CC y PP se rompe porque, entre otras cosas, no podía seguir ni medio minuto José Manuel Soria ostentando cargos de representatividad con un personaje que ha sacrificado el bienestar de los canarios y del resto de los españoles por un capricho personal.
Los ciudadanos de las Islas deben conocer de primera mano que el acuerdo al que el lunes llegaron el presidente canario y el mandatario estatal es, ni más ni menos, que las madres que ya no alcancen a dar a luz antes del 31 de diciembre se quedan sin los 2.500 euros, que hay una reforma laboral que recorta muchos derechos a los trabajadores, que crece la ficha financiera en materia de subsidios por desempleo porque el paro no va a parar de crecer y así un largo rosario de penurias para España.
Estamos hablando de los peores presupuestos de la historia moderna de nuestro país, de unas cifras aterradoras, pero que los nacionalistas canarios, en su cortedad de miras, apoyan para conseguir estar en el candelero. Estoy más que convencido de que en el fuero interno de CC anida la sensación de haber metido la pata hasta el fondo, pero ha habido que tirar hacia delante con todas las consecuencias.
La propia Ana Oramas, en un ejercicio de funambulismo político, ha precisado que la legislatura de Zapatero ha sido mala, pero que, pásmense ustedes, los presupuestos son buenos para Canarias. ¿Pero en qué, señora mía, en qué benefician a los canarios estas cuentas? ¿Van a poder facilitar la vida a más de 260.000 personas que no tienen empleo? ¿Van a poder establecer un cheque bebé canario? ¿Van a pagar ustedes las prestaciones a los desempleados que ya no perciben un euro de ayuda?
No. Aquí lo que cuenta es que se ha ¿logrado? que las aguas sean canarias (a lo mejor eran de Cabo Verde y no nos habíamos enterado) o que nos manden unos milloncejos para políticas activas de empleo que, por si no lo saben, es repartir una limosna porque, desde el mismo momento en el que el parné se acabe, el empresario subvencionado liquida al empleado que ha estado ahí gracias a convenios con el Servicio Canario de Empleo.
Soria ha sido coherente en su postura, quizá titubeante y poco claro durante toda la jornada hasta llegar a la Ejecutiva y exponer ante los suyos la estrategia a seguir. Si Rivero, como actor principal, y Oramas y Perestelo como egipcios votantes en el Congreso han apoyado estas cuentas estatales, no quedaba más remedio que abandonar por la puerta de emergencia más próxima este Gobierno. El PP puede sostener, si le apetece, a CC en la votación más importante que queda hasta agotar la legislatura, la Ley de Presupuestos de Canarias, pero siempre desde fuera. Ahora, quien debe responder del acuerdo en Madrid es Rivero y sólo Rivero.
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Máximo Medina -