Todo calculado
¿Le cogió por sorpresa a Paulino Rivero la ruptura del pacto de Gobierno? Lo dudo. Casi estoy por asegurar que desde que compareció en rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa, y anunció a bombo y platillo el acuerdo al que había llegado con Zapatero, en su fuero interno sabía que quedaban horas, si acaso un par de días, para que la crisis controlada estallase. Y sí, digo controlada porque es como se está abordando la problemática del final de esta alianza.
El señor Soria decía, y no tengo porque dudar de su palabra, que no había podido contactar con el presidente canario para hacerle partícipe de la decisión. Quizá coincidió su intento de ponerse en comunicación con el mandatario cuando éste ya volaba desde Madrid a Tenerife, pero creo que toda la historia comienza desde primera hora de la mañana, en esa entrevista que le realizan a Soria y que, como bien relata mi compañero Gonzalo Castañeda, se le escapó lo de que se iba a romper el pacto. Después, vista la repercusión nacional y que su intentona de recapacitar era casi peor que seguir adelante, optó poner caducidad diferida al acuerdo.
Ahora queda por saber cómo se van a conformar las consejerías que deja vacantes el PP. Quizá, fíjense la ironía, la propuesta de Soria de que las áreas quedasen reducidas a seis podría darse ahora. Estamos a medio año para las elecciones. La realidad indica que en breve se va a pensar más en clave de campaña que en efectividad de cara a los ciudadanos. Hay determinadas áreas que pudieran asumirse temporalmente por los consejeros de CC que siguen en sus puestos. Total, el trabajo principal lo realizan los técnicos, así que tampoco habría que volverse loco en hacer nombramientos para tan escaso tiempo.
Por eso, Rivero tampoco ha considerado que la ruptura del pacto le cree un desasosiego mayúsculo. Tiene 72 horas para pensar lo que hará. Quizá no tenga que nombrar cuatro nuevos consejeros, quizá lo deje en la mitad y reunifique competencias. Si acepta las cuentas que mañana le presente José Manuel Soria, y todo hace indicar que así será, nada importante debería de cambiar de aquí a mayo de 2011. Lo más trascendental que queda, en el plano político, es aprobar en el Parlamento los Presupuestos y no parece que haya voluntad en el PP de cambiar un voto favorable, máxime porque serán sus números los que se debatan en la Cámara.
En definitiva, el PP saca el rédito de marcharse del lado de un partido que se ha echado en brazos del PSOE en Madrid y que será corresponsable del incremento del paro y de los recortes sociales, pero también Rivero puede aprovechar la tesitura para, si suena la flauta de una improbable recuperación, ponerse la medalla de campeón.
1 comentario
Máximo Medina -