Ignorante aldeano
Patanes, lamentablemente, tenemos a nuestro alrededor para parar un tren. Gente que se creen que hacen la gracia o que son graciosos, pero nada más lejos de la realidad. Son metepatas profesionales y encima, a veces, lo hacen de forma extremadamente grosera, confudiendo el culo con las témporas y la velocidad con el tocino. Eso es lo que le ha sucedido a un tal Maximino Martínez, presidente de la Federación Asturiana de Fútbol que se permitió el lujo de llamar "extranjero" a Pep Guardiola por el manido tema de los futbolistas que podrían acudir a la recogida del Premio Príncipe de Asturias.
Este señor, por tildarlo de alguna manera, cogió la primera alcachofa que vio al vuelo y se descolgó con estas manifestaciones cuando le preguntaron por la reticencia de los grandes clubes a dejar venir a sus estrellas: "Mourinho y Guardiola son casi extranjeros, uno es portugués y el otro catalán, por lo que igual no saben lo que significan los Premios Príncipe de Asturias".
En el caso del entrenador luso del Real Madrid no vamos a negar la evidencia, es extranjero y, además, es verdad que soltó un "innegociable" cuando se le cuestionó sobre si habría alguna posibilidad de que determinados jugadores estuviesen el viernes en la tarde en el Principado. Pero en el caso de Guardiola, el tal Maximino se equivocó de extremo a extremo. Si hay algo que ha definido a la perfección al técnico del Barcelona es su saber estar, su no poner peros a la presencia de jugadores en la Selección Española, su visita al combinado rojigualdo días antes de la final ante Holanda. En sí, Guardiola ha tenido un comportamiento que se ha situado en las antípodas del corrupto y secesionista Joan Laporta.
Evidentemente, si el presidente de la Federación Asturiana de Fútbol quería protagonismo, ya lo ha logrado, ha tenido sus minutos y sus líneas de gloria mediática, pero después de esto seguirá siendo el mismo mindundi, un don nadie fuera de su comunidad autónoma y que se ha creído provisto de licencia para soltar el exabrupto a los cuatro vientos. Sin lugar a dudas, ha actuado como un verdadero pueblerino, un paleto pertrechado del valor que confiere la ignorancia innata en la que debe manejarse a diario. Seguramente, estamos ante un personaje que no ve más allá de los Picos de Europa y que, a poco que le pregunten, igual cree que Galicia, Castilla-León o Cantabria son países que circundan su peculiar aldea global.
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Lewis Rogers -