Carmona: The star system
Hoy voy a jugar a ser pitoniso. Sí, aún no me he acostado, pero es que he tenido una revelación y no quiero que los dioses o el maléfico Morfeo me pueda borrar de mi más que limitado disco duro (que hace juego con esta mollera que se sostiene entre los hombros). Por eso la quiero exponer en este espacio antes de que pueda desaparecer de mi espectro mental. Apuesten conmigo lo que quieran a que dentro de un tiempo (no sé cuánto) el señor Antonio Miguel Carmona acabará ostentando un puesto de privilegio en la política nacional, siempre y cuando el PSOE siga mandando que, tal y como están las cosas, esperemos que tenga vacaciones gubernativas por unos cuantos lustros. Pero esa es harina de otro costal.
El señor Carmona está revelándose como el star system del panorama tertuliano español. Igual va a Intereconomía, que a Tele 5 o a Veo 7. Le da lo mismo el carácter más o menos politizado, más o menos inclinado hacia la izquierda o la derecha del espacio al que acude. La estrategia de este señor (no sé si por propia iniciativa o por órdenes de Ferraz) es la de estar en todos las salsas y, a ser posible, quedar por encima de todas.
Sin duda, hay que atribuir al señor Carmona un mérito innegable, el de saber manejar con tremenda habilidad sus tiempos para no soltar el hilo. Es capaz de unir un argumento con otro de tal manera que siempre tiene en su boca la manida frasecita de “déjenme terminar, por favor”. Y claro, ahí radica la trampa, en que el ovillo dialéctico de este socialista no termina nunca y, en cuanto puede, trata de enredarse en las aportaciones del resto de contertulios.
Desde luego, tampoco hay que negarle otro gran recurso, el de conocer al dedillo los escándalos de corrupción del principal partido de la oposición, el PP, y el de hallar siempre los argumentos necesarios para defender a los suyos. Aún no ha dicho ni medio sobre los mangoneos de Bono (Don José), de la hija de Chaves (Don Manuel), de los conchabeos de Benidorm o de las artimañas del señor Barreda. No, todos esos casos no existen, al igual que muchos otros donde, curiosamente, está metido hasta las cejas (o Zejas) el PSOE.
Me imagino (o quiero suponer al menos) que el señor Carmona no está ejerciendo esta defensa de forma desinteresada, en absoluto. Debe ser consciente que cuando hace esas defensas a ultranza de los suyos, a sabiendas de la que está cayendo en este santo país llamado España, al final tendrá su recompensa. Y es que Antonio Miguel no es bobo. Sabe perfectamente lo que se trae entre manos. Aprovecha sus minutos de una manera espectacular y consigue meter siempre la cuña que le interesa. Otra cosa es que los espectadores consuman o no su producto (normalmente lo dejan caducar), pero esa salida en tromba para proteger a los suyos tendrá su premio tarde o temprano. Ya lo verán.
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Máximo Medina -