La honradez de Red Bull tuvo premio
La limpieza y la honradez en el deporte han triunfado. Determinados medios de comunicación españoles, entre ellos La Sexta con ‘el palizas’ de Antonio Lobato, se la han tenido que envainar. Sebastián Vettel se ha convertido en campeón del Mundo de Fórmula 1, lo que ha supuesto todo un premio para una escudería que sabía lo que se traía entre manos, pese a que aquí ha habido mucho gurú de baratillo, mucho experto que hablaban y no paraban de criticar a Red Bull por marginar a Webber. Ahora, palabras literales del insoportable Lobato, “hay que pensar que nos han engañado y que la temprana parada de Webber fue un anzuelo en el que picaron Ferrari y Frenando Alonso”.
El locutor de la cadena de Roures se ha pasado toda la carrera haciendo análisis interesados, comentarios que en nada se correspondían a la realidad y poniendo de vuelta y media la estrategia engañosa de la escudería austriaca. Todo, sin duda alguna, para tapar el relativo fracaso del equipo italiano y, de paso, para intentar olvidar lo que decía hace una semana en Brasil, donde llegó a reírse de la táctica diseñada por Red Bull, que prácticamente, afirmaba tajantemente, había sido como dispararse un tiro en el pie.
Alonso, desde luego, tampoco ha estado fino. Sus manifestaciones al término de la carrera asegurando que había sido mucho lo conseguido con las pocas prestaciones del coche denotan a un personaje que se ha ganado a pulso la fama de antipático. Nada de agradecer el esfuerzo de los mecánicos, sólo sabe ver los fallos de los demás a la hora de la crítica, pero parece que oculta las virtudes de esos mismos a los que él vitupera cuando las cosas ruedan mejor. ¿O es que la remontada en el mundial sólo se debe a la maestría del asturiano al volante?
Por eso, después de ver como hasta Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I ha decidido darse un rulo hasta Abu Dhabi para apoyar al futuro campeón, a Frenandito, me alegro de que el simpatiquísimo se haya quedado sin la corona mundial. El placer de verle con esa cara de ‘yo no tengo la culpa, la responsabilidad es del otro’ resulta impagable, así como ver a toda esa cohorte de pelotilleros desconsolados porque su amigo se ha quedado compuesto y sin cetro que llevarse a la copa. Además, cómo no podía ser de otra manera, el piloto no se marchó sin decir otra perla, que él ya había ganado dos campeonatos del Mundo. Pues nada, mensajito para Ferrari, que igual deben buscar a otro piloto que tenga más motivación.
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Lewis Rogers -