Cabezonada blanquiazul
La cabezonada o cabezonería del CD Tenerife le ha llevado ahora (cuando se están escribiendo estas líneas) a la situación de tener que llegar a un acuerdo imposible con el Granada para la disputa del partido aplazado por la deserción masiva de los controladores aéreos. Cierto es, según cuenta el jefe de Deportes de Cope Tenerife, Guillermo García, que el vuelo que debía haber trasladado a los andaluces hasta la isla llegó con un ligero retraso, pero con tiempo más que de sobra para que el rival descansara y jugar sin problemas a las cinco del domingo. Pero claro, tal y como estaba el panorama (y que el Granada no podía meterse en una patera), lo lógico era su suspensión para esa fecha.
Lo que ya no se entiende, en cambio, es que desde el Callejón del Combate se negasen en redondo a que el encuentro se disputase el día 6 o el 8, ambos festivos. Posiblemente, estábamos ante las dos mejores fechas para no alterar en demasía los planes de unos y de otros. Ahora, en cambio, los granadinos no quieren jugar en determinado miércoles de enero para no tener que afrontar tres salidas consecutivas y a los blanquiazules les viene mal la fecha del 5 de enero, por mor del acto de la llegada de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente al Heliodoro y porque dos miércoles después se estaría hablando de la cita previa ante la UD Las Palmas, el gran clásico.
Es evidente que, de no haber entendimiento entre las partes, serán los entes pertinentes los que tomen la decisión final, pero en ningún aficionado blanquiazul con dos dedos de frente cabe en su cerebro que el Tenerife haya dejado escapar una oportunidad como dos festivos seguidos para haber celebrado el choque ante los granadinos y, de paso, haber podido llegar al fin de semana próximo con la nada desdeñable perspectiva de estar fuera de los puestos de descenso.
Aquí, desde luego, han fallado demasiadas cosas. Es verdad que el sábado, al menos hasta el mediodía, la probabilidad de que partiera un avión en España era tan reducida como encontrar a Bin Laden haciendo macramé, pero no menos cierto es que el conflicto se fue medio solventando y no hubiese estado de más una intentona por parte del rival del CD Tenerife de poder tomar el vuelo que ya tenían reservado a la isla. Evidentemente, al final entre la Liga de Fútbol Profesional y la Real Federación Española se encargaron de formar el taco y dejarlo todo patas arriba.
Eso sí, resulta cuando menos curioso que en un deporte tan profesionalizado, al menos en las dos primeras divisiones, no haya activado un protocolo para solventar sobre la marcha situaciones de este calado. Y es que no sólo hay que fijarse en lo que respecta a los equipos, sino también a unos aficionados a los que se les ha faltado el respeto, primero desde los organismos deportivos y luego, por una cabezonada de Concepción, desde la propia entidad blanquiazul.
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Lewis Rogers -