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Desde mi escaño

La mujer del César..

La mujer del César..

¿Qué está sucediendo en el mundo de la judicatura? Bien, de acuerdo, son casos excepcionales, no es, afortunadamente, la norma general, pero estamos hablando de situaciones surrealistas kafkianas y ante las que se debe dar no sólo una explicación en toda regla, sino también depurar las responsabilidades pertinentes. Lo que no es de recibo es que un magistrado trate de saltarse la propia Ley que él debe administrar con criterio. Cree conocerse los atajos para evadir culpabilidades, pero por suerte el sistema acaba poniendo a cada quien en su lugar, alguno, incluso, con posibilidades más que reales de tener que dejar de ejercer su carrera como juez.

Aún recuerdo, por ejemplo, como la señora del juez Bermúdez (el del 11-M), doña Elisa Beni, lanzó a la calle un libro sobre su esposo y donde se contaban verdaderos secretos que, visto lo visto, ojalá hubiesen sido solamente de alcoba. Pero no, en su obra, donde luego tuvo que rectificar varios pasajes porque eran producto de la sentencia que debía dictaminar su cónyuge, había información que se entendía de alto secreto, que podía afectar claramente a las decisiones judiciales, amén de las investigaciones que siguen realizándose para esclarecer la verdad del mayor y más sangriento atentado que ha sufrido España en toda su historia.

Este ejemplo, a menor escala, lo tenemos en las Islas, aunque con los roles cambiado. En este caso hablamos de una jueza y de un periodista. Este último, Carlos Sosa, director del Canarias Ahora, interpone una denuncia contra el líder del PP, José Manuel Soria, a cuenta de supuestos choriceos y trato de favor en el llamado caso salmón. Todo, qué duda cabe, de acuerdo al sistema de garantías que tenemos todos los ciudadanos españoles de recurrir a la Justicia ante situaciones que consideramos agravantes y que cercenan nuestros derechos como ciudadanos. El problema es que su pareja, en este caso la señora jueza María Victoria Rosell, accede a redactar la querella o, en el mejor de los casos, a prestarle a su santo el portátil para que se ponga manos a la obra.

Y es que aquí está el quid de la cuestión. Asegura la magistrada Rosell que ella nada ha tenido que ver con esta historia, que le han mangoneado en su disco duro y que alguien puso allí ese archivo. Sosa, por su parte, habla de que esa denuncia es, qué curioso, una similar a la que presentó un grupo de ecologistas (o de ecolojetas) exactamente por la misma razón, por el caso salmón que, dicho sea de paso, se quedó en nada…a excepción de que los demandantes tuvieron que pagar las costas del juicio. La pregunta que yo me hago y que, a buen seguro, se hacen cientos de miles de ciudadanos de estas benditas Islas, ¿qué hacía un archivo de esa trascendencia en el ordenador de la magistrada? ¿Creen de verdad que alguien se lo coló cuando ya había sido un caso desestimado en el Tribunal Superior de Justicia de Canarias?

Sinceramente, son demasiadas casualidades como para creer a pies juntillas a Sosa y a Rosell. Demasiados nervios en el periodista cuando tiene que tildar en su blog de mentiroso y de indeseable a quien hasta hace pocas semanas era el vicepresidente de los canarios. Cuando a uno le asiste la razón y el derecho, créanme, no precisa recurrir a una batería de insultos e improperios varios. Simplemente, acude a las instancias pertinentes y espera tranquilamente la acción de la Justicia.

Y en cuanto a la jueza, bien está que reclame el amparo por los insultos y vejaciones del editor independentista, don José Rodríguez Ramírez (el de los apellidos guanches), pero cuando hay un caso tan grave como el de la aparición de una demanda en su ordenador, lo menos que se puede esperar es que también permita que la investigación siga su curso, ¿o tal vez teme acabar como el juez Garzón y que el juzgador sea al final quien ocupe el banquillo de los acusados? Hay que aplicarse esa máxima de que la mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo.

2 comentarios

kamaru desde mis islas canarias -

Mi querido sosa caustica, se que su señoría, su amiga y compañera sentimental, mujer de togado negro, desde hace algunos años, aparte de sus naturales, ( escarceos amorosos los cuales no me digustan a mi en todo caso le agradaran a usted) se hacen otro tipo de confidencias, y lo veo normal, pues del amor vienen despues los secretos y las confidencias.
Vuesas mercedes me perdonen, pero esas "confidencias", ya eran conocidas en el mundillo judicial, no solo por los habituales del palacio donde habita la diosa "Temis",si no de las diferente Asociaciones de Colegiados y Jueces ya eran "Vox Populis" de sus escarceos y confidencias, y de la inquina manifiesta de ese periodista de salón metido a espía, y fontanero de baja estofa de un partido político,(al menos consentido y mimado por grupos esotéricos, y de caballos locos, juntos a mayorales) que solo ha sabido llevar a este país, antes llamado ESPAÑA, a la ruina mas degradante de toda su historia.
Señora togada de negro, con mis mas profundos respetos por su digna profesión, dimita por coherencia profesional, por la dignidad de los que llevan esa "Toga",por esa imagen de la diosa "Temis", que con los ojos vendados, y en una de sus manos la espada con la que impone el castigo, y en la otra la balanza, con que medir el fiel de la "Justicia",en la cual usted su señoría, quizás, y digo quizás, se le olvido, que tenia que ser como ella, y también, como la mujer del Cesar, "No solo honrada, si no parecerla"

Máximo Medina -

Las cosas que suceden en España y por extensión en Canarias no ocurren en el resto de Europa, qué escribo, del mundo. Hasta ahora, me refiero a hace unos años, los jueces, fiscales y demás miembros de un tribunal o juzgado eran desconocidos para el ciudadano medio. La discreción era algo fundamental a la hora de impartir o administrar justicia y en la actualidad parece que el juez, el fiscal o el abogado defensor son más importantes que el caso que tienen entre manos. Quizás los políticos hayan influido lo suyo en todo esto, porque los magistrados y jueces accedían a su cargo por mera oposición y ahora hay demasiado politiqueo a la hora de nombrar a estos empleados públicos. Por todo esto, no es de extrañar los asuntos que salen a la luz, si no de irregularidades sí de casos extraños y que incluso deben ser investigados. En otro país de la UE, cualquier miembro de la judicatura en estas tesituras habría sido cesado, si no había presentado la dimisión antes.