Borreguismo cínico
Los socioprogres extremeños se carcajean y hacen chanza de los parados de su comunidad. La campaña lanzada para evitar que a los desempleados se les califique (y se califiquen) como tal para que asuman su verdadero papel, el de que se están formando u orientando, supone hasta extremos insospechados un torpedo en plena línea de flotación de la dignidad humanos. El Gobierno de Fernández Vara, al que parece que todas las neuronas se le van en escribir el artículo semanal en Marca, se (con perdón) descojona en la cara de sus administrados. No sólo no les ayuda a buscar empleo, a insertarse en el tejido laboral, sino que con el dinero de todos los ciudadanos se pone a despilfarrar en una campaña que, moralmente, es pornografía pura.
Lamentablemente, Extremadura, como pasa en Castilla-La Mancha o Andalucía, son feudos en los que el socialismo ha sabido implantar una complicadísima, pero efectiva, red clientelar que da sus réditos en el momento preciso, cuando toca ir a votar. Concesiones empresariales en el reino del señor Vara a los amiguetes de siempre, así como enchufes para poner en marcha toda una central eléctrica para que el tonto del pueblo (previo requisito de tener el carné del puño y la rosa en la boca) pueda entrar y medrar en la administración autonómica.
Histórico en territorio manchego eran los viajes de Bono a los distintos rincones de la región para regalar relojes (pagado a talonazo con el dinero de los contribuyentes) o más míticos los mamoneos de Chaves (y ahora de Griñán) donde se meten a 25.000 funcionarios por la puerta de atrás, sin oposición ni nada, o la curiosa suerte de aquellas empresas que, tras haber contratado, por pura casualidad, a la hija del ya ex presidente lograban ganar todos los concursos para trabajar con la administración.
Lo de la pegatina del ‘No estoy parado’ (o como se diga) es una muestra más que evidente que estos políticos de tres al cuarto se han creído que el puesto es suyo, que lo heredaron sin más y que los ciudadanos no dejan de ser meros lacayos, títeres a los que se les maneja una vez al año para ir a los colegios electorales para que depositen su sagrada voluntad democrática en las urnas. Y luego, cuando salgan los de siempre, el choteo no sólo seguirá, sino que se incrementará.
Hay quien dice que a partir del 22 de mayo algo cambiará en Extremadura. Sería deseable la regeneración, máxime tras los tejemanejes de Rodríguez Ibarra, que han tenido su continuidad con Fernández Vara, un alumno aventajado que aspira a seguir enredando y conspirando para lograr otros cuatro años más en la poltrona. A líderes como éste no le viene nada mal esa pegatina porque gente como el actual presidente extremeño no está parado, sino desorientando y defornando a sus administrados y dejando a Extremadura a los pies de los caballos en creación de empleo, educación o sanidad.
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Máximo Medina -