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Desde mi escaño

Yo también soy CIUDADANO

Yo también soy CIUDADANO

Hay razones de sobra para votar en Santa Cruz de Tenerife a Guillermo Guigou. Hay motivos más que suficientes para pensar que en la cocapital de Canarias algo puede cambiar a partir del 22 de mayo, que ya está bien de más de lo mismo o de candidatos que no ofrecen nada nuevo, sino que son cabeza de cartel a la fuerza, o incluso han llegado a tener que ‘prestar’ su imagen con la mayor de las desganas porque, en realidad, su papel, su labor (extraordinaria, por cierto) se desarrolla a más de 2.000 kilómetros, en un escaño del Congreso de los Diputados.

Los sondeos en la capital, independientemente de quien los haga, coinciden en un aspecto, en un triunfo de CC, que puede estar más cerca o más lejos de la mayoría absoluta, pero nadie parece discutirle la victoria. Hay quien plantea un empate técnico con el PP y también parece haber un consenso definido en el varapalo y hundimiento de la candidatura de Julio Pérez, al que los escindidos del PSOE, el grupito que lidera José Manuel Corrales Aznar, Socialistas por Tenerife, le pudiera quitar algún que otro concejal.

Sin embargo, somos muchos ciudadanos los que entendemos que debe entrar verdadero aire fresco en el Palacio de los Dragos. Santa Cruz de Tenerife vive adormilada, sodomizada, cloroformizada y qué mejor que la figura de un profesional de la medicina para curar, para reponer el pulso vital de una ciudad de 250.000 habitantes que ya está harta de vivir en una constante monotonía, en el no hacer nada para que no cambie nada, en el parche constante y en la trafulla consonante; en el pelotazo de hormigón y en el líquido negociete que, remedando a una famosa compañía de comida rápida, el secreto está En(la)masa.

Es evidente que Guillermo Guigou sólo dispone de un arsenal más que reducido, pero posiblemente, si los santacruceros quisieran agudizar el oído, el más potente de todos, el arma de la razón, de la rectitud moral, de las cosas bien hechas, de decir al pan, pan y al vino, vino. Somos muchos los que entendemos que el partido que debería ser la alternativa a CC en el Consistorio, el PP, no se ha hecho acreedor a la confianza en las urnas. Hemos asistido a unas luchas intestinas por ver quién sería el cabeza de lista, hemos presenciado como Pablo Matos renunció a ser el aspirante (pero se le coloca de banderín de enganche como número dos) y se presenta como número uno la señora Tavío, la misma que pergeñó el repacto en el Ayuntamiento, pero haciéndolo a la baja.

En definitiva, Santa Cruz de Tenerife, la ciudad que me ha adoptado durante cerca de 25 años, merece un cambio y sólo gente como Guillermo Guigou lo puede conseguir. Desde luego, ya me gustaría que todos imitasen su ejemplo de poner ante notario los compromisos del partido y dar lugar a los votantes a que, en caso de incumplimiento de una sola coma, puedan presentarse ante la justicia ordinaria y sacarle los colores. Eso es tener clara la condición de servidor público, alguien que, sin necesitar meterse en estos berenjenales, puesto que su labor como médico le reporta pingües beneficios, casi 50 veces más de lo que pudiera ganar como concejal, se preocupa por el futuro de una gran capital. Mi voto, desde luego, guste o no, lo tengo más que definido porque yo también me considero CIUDADANO.

1 comentario

Máximo Medina -

Guillermo Guigou siempre me ha caído bien. Y lo explico. Una persona que se ha marchado o lo han echado, que lo mismo me da que me da lo mismo, del Partido Popular de forma casi automática tiene mi simpatía. Puede ocurrir lo mismo en el caso de Ignacio González, cierto, pero no es lo mismo. A Guigou le conozco de años y cuenta con un puñado de votos que se ha ganado a pulso, aunque sus acompañantes de candidatura no me parecieran los más idóneos. Pero don Guillermo, en mi modesta opinión, tiene carisma y siempre será necesario que esté en la oposición (o en el gobierno) marcando los pasos del alcalde de turno. Incluso llegó a una alianza con Zerolo y cuando creyó que el pacto se resquebrajaba no dudó en irse a los bancos de enfrente. No sé si seré un ciudadano (los condicionantes políticos nunca me han gustado), pero mi papeleta sí tiene destinatario.