Al pozo 25 años después
Un cuarto de siglo da para mucho. En 25 años ha cambiado mucho la historia. En España ha habido tres presidentes de Gobierno, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, se han celebrado unos Juegos Olímpicos en Barcelona, España ha ganado la Eurocopa y el Mundial, el Real Madrid y el Barcelona han empatado en número de Champions obtenidas, tres; Induraín truncó las siestas de millones de españoles durante un lustro con sus triunfos en Francia y ahora Contador ha tomado su relevo. Ha caído el régimen comunista en casi toda Europa tras el derrumbe del muro de Berlín y ha muerto dictadores como Augusto Pinochet y han sido ajusticiados Sadam Hussein u Osama Bin Laden. Y en todo este tiempo al CD Tenerife le ha dado tiempo a salir del pozo de la Segunda B, a consolidarse en Segunda, a conocer las mieles del ascenso a Primera, a jugar una semifinal de Copa y otra de la Copa de la UEFA y, en menos de lo que piensas…caer de nuevo en Segunda B.
La historia del conjunto blanquiazul en estos 25 años tiene un nombre propio, con sus claros y sus sombras, pero un personaje imprescindible en la entidad, José Javier Pérez. El médico palmero tomaba las riendas de un club descendido un verano de 1986 a la Segunda B. Nadie daba un duro (aún estaba lejos, es que ni se pensaba en su existencia, el euro). Con cuatro cañas, con gente de la tierra, el Tenerife recuperaba en un año la categoría de plata y se disponía a asentarse en la misma. Con apuros, salvo el primer ejercicio y el segundo, sorpresivamente, logró la hazaña de ascender por segunda vez en la historia a la Primera División. Joanet en el banquillo y Rommel Fernández fueron los artífices de aquel éxito que se culminó en Sevilla, en una promoción de ascenso frente al Betis.
Los primeros años en la élite fueron muy difíciles. En la temporada de debut, y después del compromiso verbal con Luis Aragonés, el sabio de Hortaleza dejó en la estacada a los isleños que, casi sin tiempo, recurrieron a Vicente Miera. El asturiano, a pesar de que el Tenerife no jugaba nada mal, no tuvo suerte con los resultados y fue destituido al comienzo de la segunda vuelta. Xavier Azkargorta tomó su puesto y en una agónica promoción de permanencia ante el Deportivo de La Coruña (0-1) en Riazor, gol de Eduardo, el cuadro blanquiazul lograba la permanencia.
‘El bigotón’ se ganó la continuidad en el banquillo, pero la mala suerte en las lesiones, sin ir más lejos la del argentino Fernando Redondo, el crack por hacer que llegó a la isla, condicionaron el futuro del vasco y fue suplido por el ‘Indio’ Solari. El técnico consiguió revitalizar al once isleño y consiguió eludir un nuevo cruce de promoción.
La buena labor del preparador fue suficiente para que Pérez y Pérez le diese la continuidad en el área técnica. Poco a poco, el Tenerife parecía asentarse en la categoría, pero problemas de orden interno en el vestuario, con un plantel de lujo para las aspiraciones económicas de la entidad (Agustín, Estebaranz, Chano, Redondo, Pizzi, Felipe..), motivaron el cese del argentino y que su relevo fuese un compatriota, aunque con nacionalidad española, llamado Jorge Valdano, un preparador sin experiencia y al que se le encomendó un milagro llamado permanencia.
Y a fe que el hoy director general del Real Madrid solventó la papeleta porque no sólo se cargó en el Heliodoro al Valencia y al Barcelona, sino que encima doblegó al Real Madrid en una jornada intranscendente para el Tenerife, pero sí decisiva para los blancos que veían como se les iba la primera de las dos Ligas en su isla maldita. El Barça de Cruyff sacó rédito del tropiezo merengue, aunque siempre quedó la sospecha de pagos por parte de los blaugranas a jugadores del Tenerife para que se esforzasen en esa última jornada.
LA ETAPA DE ORO
En la 92-93, Valdano sigue al frente de la entidad en el terreno deportivo y poco a poco comienza a ir perfilándose como un conjunto con ambiciones mayores. El Tenerife empieza a ser muy respetado en todos los campos a los que acude a jugar y el destino, muy cruel, le vuelve a poner en el ojo del huracán, en el punto de mira de los aficionados. Esta vez, sin embargo, hay un factor diferente. Si el Tenerife gana, se clasifica para la UEFA. 2-0, con un golazo de Dertycia, que desarboló al Madrid de Benito Floro. En Barcelona, el Tenerife ya era un ‘blaugrana’ más e incluso esas navidades se pidió, entre otros, el 38005 para la lotería, puesto que es el código postal donde radica el Heliodoro Rodríguez López.
La 93-94 supone la última etapa de Valdano en el banquillo. El Real Madrid, con Mendoza al frente, quiere tener al hombre que le ha quitado dos ligas, pero aún debería de esperar un año. El entrenador nacido en Las Parejas quiere darse un garbeo por Europa y logra sellar tres veces su pasaporte. Primero, en Auxerre, en una épica eliminatoria salvada en la vuelta, en terreno francés, por 0-1, gol de Felipe y con Pier, ante la lesión de Agustín, en la meta. La siguiente cita fue en Atenas ante el Olimpiakos (2-1) y (4-3). Al Tete le salvó el valor doble de los goles en campo contrario, pero sufrió una verdadera sangría de tarjetas. Ese lastre fue demasiado ante la Juventus de Turín. El Tenerife fue al norte de Italia con lo justo, faltándole jugadores para completar el banquillo, y perdió 3-0. En la vuelta. Un honroso 2-1 para despedir su primera incursión continental.
En esa campaña, además, tuvo el honor de jugar una fantástica Copa del Rey, apeando en cuartos al Real Madrid (2-1) y (0-3), pero sucumbiendo ante el Celta (3-0) y (2-2). En la competición regular, un papel discreto, dadas las distracciones eliminatorias y la cortedad del plantel.
En 1994-1995 llegó Vicente Cantatore, un técnico de acreditada solvencia, pero que no conectó con el entorno. Pese a todo, el Tenerife solventó el ejercicio con suficiencia y sin demasiados apuros clasificatorios.
Ese año en barbecho quedó compensado por la llegada de otro grande al banquillo, Jupp Heynckes. El preparador alemán, que había dado muestras de saber de este deporte en su estancia en Bilbao, comenzó a hacer el Tenerife un club que creyese que su puesto natural era estar entre los cinco primeros. Al término de la competición, quedó en quinto lugar y, lo más importante, privaba por segunda vez en la historia al Real Madrid de tomar parte en los torneos europeos, igual que al final del curso 76-77.
SEMIFINALES DE UEFA
En 1996-1997, el Tenerife comienza muy fuerte la Liga, con grandes goleadas en el Heliodoro, como los seis que le clavó al Compostela o los cuatro chicharros que le cayeron al Barcelona en el que jugaba un tal Ronaldo Nazario de Lima y que ese año ganaría Copa y Recopa. Sin embargo, la trayectoria en UEFA, con eliminatorias de infarto, empieza a distraer al plantel y se queda, por poco, fuera de la pomada europea para el año siguiente.
Sin embargo, los aficionados estaban como locos por un Tenerife que conseguía deshacerse del Maccabi de Tel-Aviv en primera ronda gracias a un 1-1 en la vuelta, 3-2 en la ida. El Lazio de Roma se imponía 1-0 en Italia, pero el Tenerife, en un alarde de coraje, puso patas arriba el Heliodoro con un 5-3 inexplicable aún para un conjunto romano que vino de turismo a la isla. El siguiente en caer fue el Feyenoord holandés, 0-0 en la isla, pero en Rótterdam, el Tenerife llegó a ponerse 0-4, al final el conjunto de los Países Bajos dejó el tanteador en un 2-4. Los cuartos ya eran una barrera muy lejana, máxime cuando el Brondby danés se llevó el triunfo de la isla, 0-1, pero los canarios supieron reponerse en tierras vikingas y, gracias al gol de Mata en la prórroga, 0-2, el once capitalino se metía en semifinales.
Y en esa ronda tocó en suerte al Schalke 04 alemán. El Tenerife afrontó con ilusión la eliminatoria y se fue a tierras de Gelserkichen con la seguridad de dar batalla a los azules. Y a fe que lo consiguió, pero cuando se acariciaba la opción, el conjunto teutón empataba la eliminatoria y en el tiempo extra, 30 minutos, anotaba el 2-0, que puso el fin a la aventura continental del Tenerife y de Heynckes en el banco.
BAILE DE DESTITUCIONES
Pérez, deseoso de seguir haciendo del conjunto chicharrero una referencia nacional, ficha a Víctor Fernández para el banco y trae a varios crack de talla internacional, Maakay y Domingos, pero una temprana eliminación con la UD Las Palmas en la Copa de Rey propició que el técnico aragonés fuese cesado y comenzase un baile de nombres y de estilos de juego que condenaron al Tenerife al sufrimiento. Vino Artur Jorge, otro técnico de campanillas, pero incapaz de despertar a la plantilla y, en una apuesta arriesgada, Juan Manuel Lillo salvó los muebles ante el Valencia y en la última jornada.
Lillo logró el crédito suficiente, pero duró hasta las navidades de 1998, aún con el equipo fuera del descenso. Vino a suplirle Aimar, experto en salvar de situaciones complejas a otros clubes (Logroñés y Celta), pero esta vez no hubo suerte y todo se confió a Robi en las últimas jornadas, pero ya sin posibilidad alguna de mantenerse en Primera.
El Tenerife estuvo dos años en Segunda 1999-2001. El primer año le confió el proyecto el presidente al italiano Sandreani, que duro poco más de mes y medio, sobre todo tras perder en Getafe y reconocer que el equipo se le había desmadrado. Se fichó a Castro Santos que, con altibajos, llegó a hacer creer con argumentos en el sueño del retorno, pero una serie de malos resultados, empate con el Toledo o con el Recreativo fulminaron al gallego y se fichó a Ángel Cappa, quien había sido segundo de Valdano y ex de la UD Las Palmas. Sus ocho partidos se saldaron con cero victorias y un aroma de que no comenzaría en el nuevo curso, como así ocurrió.
Con la pretemporada en marcha, el Tenerife se hace con los servicios de Rafa Benítez. Nadie ponía al cuadro tinerfeño en la pomada del ascenso. Ese año militaban en la división de plata nada más y nada menos que Sevilla, Betis y Atlético de Madrid. Pues bien, el equipo isleño lideró la categoría durante varias jornada y sólo la pésima primera vuelta de los rojiblancos, amén de derrotas o empates decisivos en el tramo final (Murcia, 0-3) y Lleida (1-1) dieron el premio del ascenso al Tenerife y el Atleti se quedó a las puertas del regreso.
ASCENSO Y DESCENSO EXPRESS
Benítez, que fue cuestionado por parte de la directiva blanquiazul, no renovó con el Tenerife y se marchó al Valencia. La entidad confió en Pepe Mel y tuvo más de una vuelta para demostrar su sapiencia, pero un 0-6 ante el Barcelona propició su salida y la llegada de Javier Clemente. El vasco no pudo enderezar la nave tinerfeña, sobre todo tras una decisiva derrota en casa ante el Valladolid (1-5). El tercer ascenso duró muy poco y de nuevo vuelta a la Segunda, donde permanecería varios años.
El presidente del Tenerife, por aquel entonces, ya estaba demasiado agotado y su imagen muy deteriorada. Puso en otro segundo, Edvald Lienen, ayudante de Heynckes, el proyecto de retorno, pero el cuadro iba a trancas y barrancas. Además, la oposición a Pérez era enorme y en las navidades de 2002 llegaba Víctor Pérez Ascanio a la presidencia del club y con el un nombre que hoy es actualidad, David Amaral. La llegada del de Arico revitalizó al Tenerife y llegó a estar a pocos puntos del ascenso, pero al final una serie de empates lastraron la remontada.
2003-2004 comenzó con Amaral en el banco, pero terminaría con Martín Marrero en el mismo. El equipo no funcionó casi desde el inicio y también en navidades Amaral reconocía que no podía con el plantel y le cedió los trastos a un Marrero que comenzó con paso de cangrejo, pero acabó haciendo unos grandes números, aunque eso no le supuso renovar la confianza.
Moré accedió a coger al club en el verano de 2004, pero desde el primer momento fue muy cuestionado por directivos y aficionados. El Tenerife no jugaba a nada y ante el riesgo de una catarsis aún mayor, Ascanio lo destituyó y puso al Tigre Barrios en las labores de rescate, algo que hizo sobradamente. Ya para entonces, empezaban los primeros problemas económicos en la entidad.
Y en las 2005-2006, con un Tenerife que, clasificatoriamente, no iba mal, en la parcela monetaria estalló una guerra civil. Barrios se iba a la calle, llegaba Antonio López que, de tener al equipo en la órbita del ascenso prácticamente lo lleva al pozo, Víctor Pérez Ascanio da un portazo, pero antes de deja fichado de nuevo a David Amaral y al final es Bernd Krauss, ya de la mano de Miguel Concepción, el que salva la permanencia.
Krauss inicia la campaña, pero como en años anteriores, no la acaba. La derrota en Ponferrada le deja K.O y su puesto es ocupado por Casuco. El preparador murciano consigue salvar el descenso, pero unas tensas relaciones con jugadores y prensa motivan su relevo en las dos últimas jornadas de liga, dando paso a Toño Hernández.
En la temporada 2007-2008 Miguel Concepción confía el proyecto de retorno a Primera, en el plazo de dos años, a José Luis Oltra. El valenciano estuvo rozando el objetivo, pero un arbitraje polémico en Las Palmas, con gol fuera del tiempo reglamentario, distrajo en exceso al Tenerife y, de luchar por el ascenso, estuvo a punto de costarle el descenso.
CUARTO ASCENSO
La 2008-2009 fue el año del éxito, del nuevo regreso a Primera. Pese a estar en la categoría grandes formaciones como Real Sociedad, Zaragoza, Murcia, Hércules o Celta, los de Oltra subieron en compañía de Xerez y de los aragoneses. Eso sí, tuvo que esperar el cuadro tinerfeño hasta la penúltima jornada, con triunfo en Montilivi, en Gerona, 0-1, gol de Kome.
El cuarto ascenso volvió a durar escasamente nueve meses. Pese a que jugaba muy bien el conjunto tinerfeño, los resultados le dieron la espalda y desde finales de la primera vuelta su lugar estuvo en puestos de descenso. Aún así, en la última jornada, estuvo a un paso de haber logrado la permanencia. Una victoria en Valencia o un empate, unido a una derrota del Málaga, le daba la permanencia, pero el Tete cayó en Mestalla y los malacitanos conseguían un valioso empate.
SEGUNDO DESCENSO CONSECUTIVO
La caída a Segunda supuso una fuerte inversión por parte de Concepción. Oltra no fue renovado, se trajo a Arconada, se fichó mucho y, teóricamente bien, sobre todo con Julio Álvarez, pero los nombres no se reflejaron en el terreno de juego. Cuatro derrotas consecutivas y la eliminación en la Copa del Rey pusieron al míster blanquiazul en la cola del paro. Se fichó a Mandiá, pero apenas pudo mejorar la situación, se consiguieron puntos, pero insuficientes para salir del descenso. El empate in extremis de Las Palmas en el Heliodoro supuso la destitución del gallego.
Ya el descenso a Segunda B no era una mera posibilidad, era una realidad latente y se recurrió a Antonio Tapia, a pesar de las reticencias de Juanjo Lorenzo, nuevo director deportivo, en sustitución de Santiago Llorente. El efecto del nuevo preparador surtió efecto y el equipo llegó a ponerse fuera del descenso, pero apenas duró esa alegría. Una goleada en el Heliodoro del filial del Barcelona puso contra las cuerdas a Tapia, que fue ejecutado tras empatar a 1-1 en Tarragona.
David Amaral ya era la última opción a la que agarrarse y los primeros 12 puntos de su etapa fueron tirados a la basura y supusieron que el cuadro tinerfeño dijera adiós por adelantado a una categoría que, inicialmente, parecía que se le podía quedar pequeña. Sólo cuando el Tenerife ya estaba al borde de la muerte deportiva, ganó al Huelva y al Valladolid. Ahora, a pensar en viajes a Leganés, a Vallecas, a Alcalá, a Vecindario, a Tafira…, salvo que exista la clásica triquiñuela de ingeniería en los despachos, pero eso es mucho soñar.
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Lewis Rogers -