Llamada y pasta perdidas
Las estafas telefónicas no tienen fin. Cuando uno piensa que ya está todo inventado llega alguien y se saca de la manga otro timo mucho más currado, con visos además, de que en realidad no estás siendo víctima de un engaño…hasta que te llega la factura de marras y no estamos hablando de 200 euros. En algunos casos, las artimañas de estos amigos de dar el tranque pueden alcanzar hasta los 2.000 euros y no es nada sencillo poder echar el guante a estos jetas.
Ahora se ha puesto de moda la práctica de la denominada llamada perdida, un complejo sistema por el cual el usuario del móvil comprueba como le han llamado varias veces de un mismo número, con prefijo de Madrid, pero también le resulta paradójico que no le haya sonado ni una sola vez el terminal. Uno, en su buena fe, puede devolver la llamada pensando que tal vez sea algo importante y ahí comienza la desdicha para el incauto porque escuchará un mensajito en el que se le insta a que mande un SMS para que le lleven un paquete o una carta urgente a su casa. Jamás la recibirá, pero de momento ya le han cargado cerca de tres euros a su móvil y, a partir de ahí, comenzará a recibir cada cierto tiempo una serie de alertas a su aparato que se le facturarán en un rango de 40 céntimos a cerca de dos euros.
Conozco a personas que han recibido llamadas de este número, 91 114 06 80, y yo mismo puedo acreditarlo porque me ha sucedido en un par de ocasiones. Lo que pasa es que el maravilloso mundo de Google sirve para resolver millones de problemas y una búsqueda rápida te lleva a un enlace sobre un reportaje que se hizo en la Televisión Autonómica Valencia, Canal 9, y te explica paso por paso que se trata de una empresa radicada en la capital del Turia…pero que no existe como tal, sino que es un local destartalado y donde no hay absolutamente nadie. Es decir, te pueden estar mandando mensajes desde un ignoto rincón del Caribe o de Transilvania, pero aparentando que la empresa está radicada en un punto concreto de nuestro país.
La verdad es que ante esta práctica sólo cabe una herramienta eficaz, la prevención, evitar ponerse en contacto con esos supuestos números donde nos tienen reservada una agradable noticia o un cuantioso paquete que nos ha mandado alguien que, fíjate tú, tiene la mala milk de jugar con nuestro tiempo y, sobre todo con nuestro dinero. Evidentemente, la gente con dos dedos de frente no cae en la trampa, aunque estos expertos estafadores lanzan anzuelos de forma masiva porque saben que siempre habrá alguien que pique y con pocos que caigan en sus redes, los beneficios son más que elevados y amortizan sobradamente el gasto previo que haya que realizar.
Otra cosa, amigos míos, es que en España tenemos una legislación tan laxa en este sentido que, por ejemplo, el Ministerio de Industria se dedica a vigilar, pongamos por ejemplo, los contenidos de Es Radio o de Intereconomía y no sea tan escrupuloso en ver los espacios de Telecinco, La Sexta o, también, que permita, en connivencia con el Ministerio de Cultura, el cierre de páginas webs en las que se ofertan descargan y en cambio se haga la vista gorda ante estas estafas a los usuarios de la telefonía móvil.
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Máximo Medina -