Pajas mentales
Hace muchos años en el País Vasco se producía un fenómeno social cuando menos curioso. Las víctimas de los atentados de la ETA sufrían la marginación mediática de una sociedad sumamente cerrada y donde hablar de política era poco menos que jugarse el tipo, así que échenle hilo a la cometa de la imaginación cuando se intentaba condenar un crimen de los hijos de la mala madre que ahora se han hecho carne en forma de Bildu. La consigna era pasar por esos actos de terrorismo de manera discreta. Cuanto menos publicidad se le diese a un muerto por el tiro en la nuca o por la bomba lapa, mejor que mejor. Había que contrarrestar ese discurso de los medios nacionales, tan malévolos ellos metiéndose siempre con los de Euskadi. Si hasta determinados curas, muy cobardes ellos, decían que no se podía hacer distingos entre el tío que apretaba el gatillo y el muerto, que ambos eran criaturas de Dios y, por tanto, uno merecía la santa sepultura y el otro el eterno perdón de los pecados.
Pues bien, ahora, en otra escala, en la de la violencia de género o, machista, como le gusta llamar a las pijo-progres a este fenómeno, la señora Pajín, ministra por accidente, sale ahora con unas normas que están a la altura de ese silencio mediático que se imponía en Euskadi para acallar lo más posible la comisión de atentados. Es que, claro está, los hombres de paz no cometían crímenes, sino heroicas acciones.
Yendo al grano, a lo que nos pone en un puño las meninges, la inepta de Sanidad, Igualdad y vaya a saber usted que tonterías más implica el cargo, pretende que, y cito el tenor literal de la propuesta, “se limiten los detalles que contribuyan a la identificación entre homicida y agresor como el modus operandi del crimen, denuncias anteriores, nacionalidad de la víctima o agresor. La información no puede durar más de 30 segundos Los crímenes no deben aparecer ni la apertura de los informativos, ni es los titulares. No es bueno sacar fotos ni imágenes de las víctimas Tampoco es recomendable emitir los testimonios de familiares y vecinos”.
Esta impresentable, porque no merece otro calificativo, considera primordial que los españoles no nos sensibilicemos ante una muerte, dos o 20 por violencia de género. Nada, que no se hable o que si se hace, que sea de manera larvada. Los medios de comunicación están para dar cuenta de la inacción gubernamental, de las naderías de Zapatero o de las fechorías de un tal Rubalcaba, ese mismo que, a pesar de ser vicepresidente y ministro del Interior, desobedece los mandatos de la Junta Electoral y permite que siga el estercolero de Sol y de otras ciudades agregadas donde el perroflautismo campa a sus anchas.
Pues nada, empecemos por no dar claramente los asesinatos de las mujeres, luego tampoco los de los hombres que, aunque menos, también sufren esa violencia, después tampoco hablemos de la extorsión a los concejales del PP y del PSOE en el País Vasco y Navarra a manos de los terroristas políticos de Bildu, pasando por no dar tampoco las cifras del paro, ni de lo mal que van la educación y la sanidad. Nada, hablemos de fútbol, del Real Madrid y del Barcelona y luego pongamos el resto del día a Anne Igartiburu, a Belén Esteban o a Jorge Javier Vázquez hablando de chorradas intrascendentes. En fin, ahora entiendo en su justa dimensión la expresión pajas mentales…
2 comentarios
Máximo Medina -
INDIGNADO -
Veo que, si por usted fuera, los Mossos hubieran entrado mucho antes. Esa es la democracia que vendéis.