Cuestión de química
Cuestión de química. Lo del PSOE es pura cuestión de tabla periódica que alterna épocas en las que, según la ocasión, escogemos al líder por primarias o si la situación se tuerce más de lo debido, congresazo que te crió, previo envío de mensajes sugerentes a posibles candidatos (o candidatas con pocas armas y menos defensa) para que rehúsen al intento de disputar la poltrona del socialismo a quien ya tiene todo atado y bien atado para intentar frenar la más que presumible debacle de la marca del puño y la rosa. En definitiva, ahora se tiene que cambiar de lema, pasando a la historia el con Z de Zapatero para brillar con luz propia el con R de Rubalcaba.
Evidentemente, el PSOE da un paso importante para intentar recuperar parte del caudal de votos que se ha ido por el desagüe y otras grietas en las elecciones de hace una semana, pero tampoco es la gran solución si, como se piensa, el que va a seguir haciendo y deshaciendo a su antojo es el actual inquilino de la Moncloa. Mientras Zetaparo continúe al mando de las operaciones, el PSOE no hará otra cosa que caer en picado, aunque también me adhiero a la tesis de los que consideran que, en cuanto Alfredo Pérez Rubalcaba sea investido como candidato in péctore, es más que posible que le digan al aún secretario general de los socialistas que ahueque el ala, que se haga de perfil, que se eche a un lado y deje a otros empezar a marcar los tiempos.
En el caso de que Zapatero, en un alarde de loco de la colina se negase a desistir de su acción de Gobierno hasta el último segundo, dentro del PSOE son capaces de hacerle provocar un adelanto electoral para sufrir el menor daño posible en las urnas, pero si consiguieran sacarle del primer plano en todos los sentidos, especialmente del mediático, mucho entonces van a tener que empezar a temer en Génova. Si hay un candidato que ahora mismo puede lograr un volteo espectacular es Rubalcaba, sobre todo cuando delante tiene a un buen gestor, pero un pésimo aspirante como es Mariano Rajoy.
Todos sabemos cómo se las gasta el vicepresidente primero y ministro del Interior. No es un candidato al uso como lo pueda ser Zapatero, alguien que sólo es capaz de decir naderías, expresarse con frases vacuas, tontorronas, púberes. Rubalcaba sabe retorcer sabiamente el lenguaje y las situaciones. El 13 de marzo de 2004 supo articular muy bien una estrategia para dar el golpe de gracia a un PP paralizado por las bombas, por los muertos y por las algaradas callejeras. Ante las leyes físicas, estaría tranquilo, pero cuando la cuestión es de pura química, ¡ojito!
1 comentario
Máximo Medina -