Perversidades lingüísticas
La perversidad del lenguaje, especialmente si te llamas Alfredo y llevas como apellido Pérez Rubalcaba, se eleva a la enésima potencia cuando te vende algo, pero en realidad lo que está haciendo es colocándote un producto bien distinto. Donde el utiliza la frase: “Estamos viendo posibles puntos de acuerdo con Bildu porque evidentemente van a estar en las instituciones y siempre habrá una acera que arreglar”; en realidad lo que está queriendo colar es que (y esto sí es de mi cosecha): “Llegaremos a acuerdos de gobernabilidad con Bildu porque es un partido democrático, legalizado por el Tribunal Constitucional y nosotros nunca cuestionamos las sentencias de la Justicia (menos cuando nos perjudican, le faltaría añadir), no como hace el PP, que siempre rompe el juego cuando no le conviene a sus intereses”.
Evidentemente, no podemos abstraernos de la realidad y ésta indica que el PSOE busca fórmulas para no quedarse fuera de juego en el País Vasco. Lo mismo le da pactar con los populares para alzarse con la Presidencia regional que, ahora, a escala local, llegar a un chalaneo de poltronas con Bildu. Nadie, absolutamente nadie, en su sano juicio se reúne antes de la constitución de las diputaciones y de los ayuntamientos con una fuerza determinada para hablar de aceras o de las traídas de agua. ¡A otro perro con ese hueso, señor Rubalcaba!
Aquí se está cociendo algo muy gordo, han puesto el horno a la máxima temperatura y es cuestión de semanas para que estos ‘amigos’ a los que sus jueces, sí, señores socialistas, los magistrados puestos a dedazo por ustedes (al igual que hace el PP, por cierto), empiecen a campar a sus anchas por Euskadi y Navarra reclamando la independencia, bien a golpe de pancarta, a golpe de kale borroka y, en el último extremo, tiro en la nuca, bomba lapa y goma-2. Con esa gentuza, con esas víboras, no hay nada en lo que mediar ni acordar. Sitio donde el alcalde sea de Bildu, sinceramente, que les den, habría que marcharse a vela llena de un municipio donde, en ocasiones, ni los propios integrantes de PP y PSOE han sido capaces de votarse a sí mismos por el miedo que les infundía el ser reconocidos por el sobrecito en las urnas.
Evidentemente, todo esto son aspectos colaterales para el vicepresidente primero y candidato a las primarias de trapillo. ¿Van a fiarse ustedes de un tipo que es capaz de trampear en su propia casa, el PSOE, para ser el cabeza de lista? Desde luego, yo no me fiaría ni cuando me tuviese que dar la hora. Es que es tan malévolo y maquiavélico que es capaz de engañarse a sí mismo.
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Máximo Medina -