Los 'pacifistas' de Al Dedo
“Hay que permanecer atentos a la pantalla”. Esta frase la pronunció el pasado viernes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el candidato Al dedo Pérez Rubalcaba (don Alfredo o don Al dedo, como más le gusta denominarse) y lo hacía para referirse a que no dieran por sentado que Bildu iba a tener tanto poder en las corporaciones vascas y que no veía tan segura la alcaldía para los proetarras en San Sebastián o la presidencia en la Diputación de Guipúzcoa. Evidentemente, don Al dedo ejecutó el guión perfectamente cocinado en los fogones de la Moncloa.
Por supuesto, todos seguimos atentos a la pantalla y vimos, cómo no podía ser de otra manera, como Bildu accedía impunemente a varias instituciones, entre ellas las dos nombradas, y no sé cuántos consistorios más donde, bien gobierna o bien tendrá responsabilidades en la gestión. Al final, lo que nos interesa, es saber de primera mano que estos desvergonzados manejarán la nada despreciable cantidad de 2.000 millones de euros y no es descabellado pensar las ‘inversiones’ que se harán con ese capital.
Y es que de nada valen las quejas y los lamentos de don Al Dedo, que decía lastimeramente que no esperaba que Bildu pudiese tener tanto poder, que esperaba otro tipo de pactos…pero, ¿de qué clase de acuerdos habla el señor Rubalcaba? Sí gracias a esos magistrados puestos al dedo (en minúscula) por los socialistas, al final se legalizó a la coalición, ese conglomerado de partidos para camuflar a la víbora etarra, para que estuviese en las instituciones.
Ahora tocan cuatro (o vaya usted a saber cuántos) años de aguantar humillaciones, de pintadas amenazantes, de sustitución de la bandera española en las corporaciones por ese trapo inmundo en el que se reclama el acercamiento de los presos. ¿Se acuerdan ustedes que dijeron los señores Al Dedo y ¡Qué amaño! sobre que estarían vigilantes y que se tomarían las medidas al respecto en cuanto se viesen los primeros signos de exaltación y apología del terrorismo? Pues nada, que si quieres arroz Catalina.
La lástima es para la gente normal, esas personas de bien que se quedan en el País Vasco y que tendrán que soportar mil y una humillaciones, amenazas, coacciones y barbaridades diversas. Todo lo que pase ahora tendrán que agradecérselo a los oficios de ese socialismo de trampa y cartón, esos politicastros de medio pelo que, con tal de seguir en el machito, pactan lo que sea, al precio que sea, pero la factura, evidentemente, la pagan otros…esperemos que no sea en modo de ataúdes.
1 comentario
Máximo Medina -