El liante de Bono
El presidente del Congreso, José Bono, haría un papel excepcional como extra en una de esas míticas películas de Esteso y Pajares, concretamente en Los Liantes. Político más enredador, más embaucador y más protagonista no lo hay en la vida pública española. Siempre necesita estar en el candelero, ser el trending Tepic de Twitter o el ‘esto me gusta’ de Facebook. Incluso, estoy convencido de ello, de que hasta no le importa que le pongan verde o que le saquen continuamente sus numerosas propiedades inmobiliarias, hoteles y lavanderías varias con tal de ser el punto de referencia informativo. Bueno es Bono, como decía el periodista Alfredo Urdaci.
Y sí, desde luego hay que reconocerle al político socialista ese mérito de saber colarse en las rendijas de las noticias porque no es un arte nada sencillo. Esta semana, por ejemplo, ha protagonizado dos capítulos chuscos, uno, cuando en Onda Cero, con Carlos Herrera, soltó la gansada, porque no se puede definir de otra manera, de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le había propuesto como candidato a ser quien encabezase la lista del PSOE en 2012. Según él, la idea que le había expresado el también secretario general, y estamos hablando del año 2006, es decir en mitad de la primera legislatura de ZP, era que él fuese preparando al partido para la cita del 2012.
Ese detalle marca con meridiana claridad que con dos años en el poder, el PSOE, al menos determinados dirigentes, estaba pensando en seguir por sécula seculórum en la poltrona. Los socialistas ya daban por hecho ganar en el 2008 (como así sucedió) que encima ya estaban abonando por anticipado la legislatura 2012-2016, a seis años vista. Vamos, ni juntando los poderes de Rappel o Aramís Fuster se llegaría a poder visionar el futuro de esta manera tan preclara.
Y el otro episodio surrealista fue la propuesta taimada, larvada y a las escondidas que planteó Bono a sus señorías (a las pocas que había, dicho sea de paso) en el último pleno del Congreso. No sé si siendo correa de transmisión de un encargo rubalcabiano, pero lo cierto es que propuso que los días de pleno, que ahora son tres a la semana, se concentrasen en dos, es decir, en vez de ir de martes a jueves, que fuese solamente cada sesión hasta el miércoles.
Insisto, no sé si Rubalcaba andaba detrás de la propuesta para que así su desgaste fuese menor, dando por hecho que va a intentar aguantar en sus puestos de poder y de decisión todo lo que pueda hasta ejercer como candidato real, si bien ya lo es in péctore. Lo cierto es que el vicepresidente y ministro del Interior tendrá que lidiar ahora con demasiados frentes y seguro que a él no le venía nada mal librarse de un día en el Congreso para dedicarse a sus maldades de alcantarilla. ¿Y Bono? Pues lo dicho, encantado de conocerse a sí mismo y arrobarse cuota de pantalla, tal vez pensando aún en poder ser reclamado como líder del socialismo en el caso de un eventual revés de Rubalcaba, si es que no se le puede atribuir desde ya lo acaecido el 22-M.
1 comentario
Máximo Medina -