¡Qué desigualdad!
¡Pobre ONU! Bibiana Aído se va de asesora de la ex presidente de Chile, la señora Michelle Bachelet, para adoctrinarla, al parecer, en materia de igualdad, porque, según la ex ministra de la cosa en este mundo mundial y globalizado, las mujeres no disfrutan plenamente de esa equiparación de derechos y, para demostrarlo, suelta esta becaria de la política la gracieta de que hace 40 años en España aún hacía falta que la esposa pidiese permiso al marido para ir al banco, para salir del país y para no sé cuántas cosas más. Sí, claro, eso pasaba, pero lo hemos superado, pero parece que ha tenido que ser la llegada de Zapatero la que pusiese las cosas en su sitio.
Y es que, en una entrevista concedida a Público, no muy extensa (las neuronas de la ex ministra tampoco dan para mucho más), la Aído se despacha con la perla de que va a ir repartiendo igualdad por todo el planeta, pero evitando en todo momento referirse a las torturas, vejaciones, humillaciones y demás atropellos que sufren las féminas en esos países que pomposamente llamaba su jefe, el Zejatero, Alianza de Civilizaciones.
Aquí, la señora Aído cuenta con la ventaja de criticar y repartir mierda a diestro y a siniestro. No se puede hablar alegremente de que hay desigualdades en términos generales sin discernir al detalle dónde se hallan esas injusticias. Porque, digo yo, ¿es lo mismo el maltrato o la desigualdad que puede sufrir una mujer en Estados Unidos, España o Francia que en China, Costa de Marfil o Pakistán? Es evidente que hay sitios en los que sí es preciso poner los medios necesarios no sólo para esa igualdad, sino para que en sí se reconozca que la sociedad está dividida en dos sexos, hombres y mujeres, no en talibanes y una especia de sacos de papas con red (burkas) que transitan por ahí, que es lo que parece que a algunos les gusta contemplar.
Por suerte (o por desgracia) la ONU no dejará mangonear a esta señora a su antojo y, en realidad, lo que debería de hacer es ponerla al frente de una misión especial y hacerse la ronda por toda la geografía africana, por China, por muchos países del Oriente Próximo y Medio para que en verdad se dé cuenta dónde falta esa igualdad que tan genéricamente habla ella de que es algo latente en toda la Tierra. Desde luego, si en España hubiese desigualdad, nunca jamás esta proabortista hubiese soñado ni de lejos manejarse en este chiringuito. Pero claro, de la más profunda incultura a un ministerio a golpe de Real Decreto…pues pasa lo que pasa.
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Máximo Medina -