No tiene abuela
La asociación mundial de abuelas está hondamente preocupada por la carencia que parece sufrir el candidato socialista. Alfredo Pérez Rubalcaba está demostrando por activa y por pasiva que no tiene abuela. No sólo se autoproclama líder absoluto del PSOE, sino que además dice que es el mejor y se jacta de que hubiese querido primarias porque, aunque ya tiene el puesto que ansiaba, asegura que hubiese ganado a Carme Chacón o a quien se hubiese puesto por delante. Lo dicho, el de Solares no tiene abuela ni quien se la ponga.
Lo cierto es que estoy viendo muy gallito a un aspirante que, por mucho que lo quieran revestir de una nueva identidad, ahora es RbCb, ya tiene mucha historia tras de sí, sobre todo la relacionada con los Fondos Reservados, con el GAL, con el Faisán o con un sistema educativo destructor. Rubalcaba actúa como un perfecto químico, tratando de presentar como nuevo lo que es ya una fórmula inventada hace tiempo. El candidato de Ferraz es como el formato de la Pepsi que, justo al contrario de la Coca Cola, cambia continuamente, se renueva, se muta su apariencia externa, pero la esencia, lo que es el producto en sí, sigue siendo la misma, por eso no es de extrañar que entre las apetencias de los consumidores, la Coca Cola siga siendo la elegida. Es como el Cola Cao y el Nesquik, no hay color…ni sabor.
Rubalcaba no puede ser un candidato fiable, pero eso no es garantía de que el contrincante, Mariano Rajoy, tenga un camino plácido hacia la Moncloa. Si por algo se caracteriza el ‘dedosignado’ por el socialismo es precisamente por ser un experto de la dialéctica, en retorcer verbalmente la realidad. Si le preguntan por el Faisán, puede acabar refiriéndose a las Guerras Médicas y echando la culpa de todo al Partido Popular. Sí, así se las gasta Alfredito.
Y si aún existe algún incauto que cree que Rubalcaba personifica todos los valores que ahora debe de tener un líder, no se pierdan la escenita del Skoda Rojo. Un señor que lleva años sin bajarse del coche oficial o del partido pretende hacernos creer que es un automovilista ejemplar, que conoce la mecánica de pago de los parquímetros y está preocupado por las víctimas de los accidentes de circulación. Pero, ¿de qué va este hombre ahora si cada vez que ha podido ha tirado de Falcon? Lo peor de estos personajes que no tienen abuela y que son más chulos que un ocho es cuando intentan revestirse de aparente modestia y humildad. Se nota tanto la falsificación como los billetes de 3 euros.
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Máximo Medina -