Mercaderes nacionalistas
José Antonio Durán y Lérida, conocido popularmente como Josep Antoni Duran i Lleida, reclama ahora un gobierno de concentración entre todas las fuerzas políticas para sacar a España de la crisis. Sorprendentemente, dentro de esa gran coalición estaría el Partido Popular, sí, ese mismo partido al que la propia Convergencia y Unión (aunque a ellos les gusta más lo de Convergencia i Unió) aisló de cualquier pacto democrático. ¿Se acuerdan ustedes de lo del cordón sanitario o al señor Arturo Más (¡ay, no, que es Artur Más!) yendo a un notario a firmar un papelucho en el que se comprometía a no pactar jamás en la vida con los populares? Pues eso, que las palabras se las lleva el viento y cualquier cosa que suscriban los nacionalistas es papel mojado, tiene menos valor que un billete de 15 euros.
Insisto en que el nacionalismo, ya sea catalán, vasco, gallego o canario, es una auténtica rémora, una lapa, una especie o suerte de bicho aprovechado que intenta sacar la mejor y la mayor tajada (algo que además casi siempre suele conseguir). Lamentablemente, ni PSOE ni PP han sido capaces de tener verdadera altura de miras y desdeñar de una vez por todas la nula contribución de convergentes, esquerras, coalicioneros, peneuvistas o benegás de turno. Estos pequeños partidos son unas sucursales bancarias que sólo saben esquilmar a España. A ellos les importa un pimiento la crisis nacional, lo único que barren es para su territorio y sólo pensando en los suyos, no se crean que las financiaciones que se han arrancado al Ejecutivo central han servido para todos. En absoluto, sólo se han beneficiado los cuatro que llevan el carnet de nacionalista de pura cepa en la boca.
Ahora, el hecho de que CiU se postule a favor de un adelanto del adelanto electoral o de que abogue por un gran Gobierno de concentración me suena más que nada a un gesto de cara a la galería, sin más pretensiones que las de seguir aferrado a la teta del poder. A Durán y Lérida no se le cae la cara de vergüenza al cambiar de opinión con más frecuencia que el baile de la yenca. Si antes era izquierda, izquierda, izquierda, ahora le toca girar a la derecha, derecha, derecha.
Este Durán es un aprovechado de marca mayor, pero peor sería si en la sede de Génova se tragan los cantos de sirena de este personaje que ha sido corresponsable de la situación caótico que hemos tenido en España. Unas veces por abstención y otras por el apoyo tácito a Zapatero, lo cierto es que los convergentes han sido colaboradores necesarios en este caos en el que andamos sumidos. Y ahora el que aplaudía hasta con las orejas a Zapatero pretende pasarse al bando del PP. Dios quiera que las urnas arrojen una mayoría absoluta para los conservadores. El país requiere un Gobierno fuerte, sin caraduras y vivales con mentalidad corto-geográfica.
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Máximo Medina -