Gana el incumplimiento
Fallé en mi pronóstico. Al final, la tan anunciada y cacareada huelga del fútbol español ha seguido adelante y, por lo pronto, este primer fin de semana no hemos tenido competición ni en la Primera ni en la Segunda División, aunque hay que afear el hecho de que los campeonatos de Segunda B y Tercera, dos categorías sumamente castigadas por los impagos a los jugadores, sí que han celebrado la primera jornada, otra chapuza más en la despoblada mente del señor Rubiales, en la que, insisto, hay menos neuronas que pelo en su cabeza.
La astracanada de esta huelga, en la que parece que todos están de acuerdo, aunque, como buenos jugadores de póker, muchos van de farol, es que sólo ha afectado a las dos categorías llamémoslas pudientes, especialmente la Primera. El presidente de la AFE, el señor Rubiales, con la complacencia y la aquiescencia del máximo exponente de la Liga de Fútbol Profesional, el señor Astiazarán, han conseguido paralizar el campeonato y han igualado a todos los clubes por el límite del descrédito, como si fuesen todos los culpables de la situación de impagos a los profesionales del balón y se sabe a ciencia cierta que eso no es así.
Pero, ¿de dónde vienen todos estos lodos? Pues sencillo, de aquellos barros. Les pondré en antecedentes, año 1995, el 31 de julio Sevilla y Celta de Vigo descienden administrativamente de Primera a Segunda B por múltiples deudas y se recuperan del descenso deportivo a Valladolid y Albacete. Sin embargo, unas manifestaciones tremendas en la capital hispalense y en la ciudad viguesa, amén de otra gran marcha en Madrid para protestar frente a la LFP y a la Federación Española de Fútbol pone lo que ustedes ya saben de corbata a los directivos futboleros y deciden repescar a los dos clubes, rehaciendo de nuevo el calendario. Es decir, se acabó premiando a los irresponsables y a los incumplidores.
Desde entonces, hemos asistido a episodios surrealistas, a equipos que han aprovechado los coladeros legales para seguir en su categoría sin tener que hacer frente a las deudas. Son muy pocos los clubes que puedan decir que han sufrido descensos administrativos. Es más, casi han optado por la trampa de la refundación (Málaga, Logroñés, Burgos, Almería) para evitar tener que hacer frente a las pellas económicas que tenían con Hacienda, la Seguridad Social y los jugadores y resto de personal.
Como bien decía el otro día una persona con mucha coherencia, me refiero al entrenador del Real Mallorca, Michael Laudrup, ¿de qué sirve tener una ley, si luego se trampea de manera totalmente inmoral? Se supone que a 30 de junio todos los equipos han de estar al día en sus pagos o, de lo contrario, descenso que te crió. Pero no, todos sabemos lo que pasa con entidades como el Rayo Vallecano, el Real Zaragoza o el Racing de Santander, donde existen impagos, pero se acogen a la trampa de la Ley Concursal para asirse a Primera y encima pretenden que el resto, que los cumplidores, paguen los platos rotos.
Así las cosas, ya es hora de que alguien ponga a Rubiales y Astiazarán lejos de los puestos de decisión, que venga alguien que haga cumplir la ley porque, además, quien dice estar del lado de los débiles, Rubiales, ha consentido que la Segunda B y la Tercera División, las categorías con más impagos por metro cuadrado de toda España, se hayan iniciado sin que nadie haya movido un dedo por esos jugadores. Lamentable.
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Lewis Rogers -