Más tiesos que la mojama
La Liga de Fútbol Profesional, es decir los clubes de Primera y Segunda División, están más tiesos que la mojama. Se han gastado lo que no está en los escritos, han dilapidado hasta el último céntimo de los supuestamente onerosos contratos de los operadores televisivos y ahora, cuales auténticos pirañas, pretenden seguir sacando parné de donde sea y su objetivo no es otro que las emisoras de radio a las que no se va a dejar entrar en los estadios para poder informar de los partidos, salvo que paguen un canon que viene a ser de unos cuantos millones de euros, el chocolate del loro para la LFP, pero una auténtica puñalada para las emisoras.
Es verdad, podría convenir con ustedes, que la LFP es, en cierta medida un negocio privado, un coto que se puede cerrar a gusto de consumidor, y que, por tanto, el dueño del cotarro junto con el resto de socios (los clubes) pueden esgrimir el derecho de admisión o, mejor dicho, el cobro de la entrada, igual que cuando uno quiere entrar en una discoteca y sólo tienes dos alternativas; camelarte al portero o pasar por taquilla. Ayer, muchas radios tuvieron que rascarse el bolsillo, pagar la entrada y tirar de móvil para hacer llegar a los aficionados las vicisitudes que acontecían sobre el césped de los diferentes estadios.
Sin embargo, y aquí viene lo chocante, ¿desde cuándo un negocio privado cuenta con la necesaria distracción de recursos públicos? Me refiero a que un acontecimiento de este tipo conlleva que haya que cortar calles anexas a los recintos deportivos, policía local para controlar el tráfico, agentes nacionales para velar por la seguridad de los ciudadanos o efectivos de la Cruz Roja. Es sumamente hilarante que quien habla de que su chiringuito, la LFP, es privado, no le haga ascos, precisamente, a contar con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad para mantener el necesario orden.
Resulta evidente que la cacicada y el patadón a la libertad de expresión y el derecho a la información acabará siendo resuelta por un juez de manera favorable a los medios de comunicación. El campeonato de liga no es la competición de chapas que puedo hacer en mi casa o la timba que organizamos diariamente en los bajos fondos de Chueca. Luz y taquígrafos o, si no, que esta gente se busque la vida para organizar las seguridad dentro y fuera del estadio y, sobre todo, que dejen de vivir, por ejemplo, de las quinielas. Lo que está claro, insisto en la idea inicial, es que se han fumado todo el pastizal de las televisiones y ya no saben de dónde sacar. Tal vez sea el momento de apostar por la cantera y no robarle a las radios la cartera.
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Lewis Rogers -