Un voto de confianza
He tenido la oportunidad de leer en estos días Mariano Rajoy en confianza, la autobiografía del presidente del Partido Popular. Bueno, en realidad aprovecha el líder del PP para contar no sólo los motivos que le llevaron a meterse a fondo en política, sino cuál será el proyecto que tiene en mente para todos los españoles en el caso de que los electores así lo quieran el próximo 20 de noviembre. Lo cierto es que, a pesar de ser un libro escrito por un político, tengo que decir sin ambages que está perfectamente estructurado, con un lenguaje claro, conciso, dinámico y que no se pierde en enredos innecesarios. Y, sobre todo, da la receta de lo que tendremos que hacer los españoles para salir del agujero en el que nos ha metido Zapatero. Por supuesto, el remedio será duro, largo y con mucho sudor y lágrimas, pero conviene esa política de dureza y no que nos cuenten brotes verdes, por ejemplo.
Es sabido que no he sido un fan de determinadas políticas de Mariano Rajoy. Es más, a veces he entendido que adoptaba posturas demasiado cómodas, muy contemplativas, le faltaba garra y no oculto que eso le llevó a perder las elecciones del 2008. Sí, es verdad, también recibió un gran varapalo en los comicios de 2004, pero ahí concurrieron otras circunstancias, un agit pro insoportable y que se hubiese llevado por delante a cualquier candidato del PP.
Tuvo Rajoy momentos muy delicados al frente de Génova 13, que más bien pareció en un momento dado la Rue del Percebe. El partido, después de esas elecciones de 2008 llegó a estar en un estado catatónico, comenzaron a saltar por activa y por pasiva los Acebes, Zaplana y compañía. El congreso de mayo de ese año en Valencia pareció cerrarse en falso, con un apoyo al líder gallego que no le aseguraba el fin de las hostilidades. Era el momento de mayor poderío del PSOE y de un PP que no sabía aunar los millones de voluntades que había conseguido en las urnas.
Sin embargo, la clave para que Rajoy llegue a día de hoy fortalecido a las elecciones anticipadas hay que hallarla en los resultados favorables de las citas de 2009. Se recuperó Galicia, en el País Vasco se convirtió el PP en la llave para que gobernase el PSOE y echar al nacionalismo radical del PNV y, de remate, un éxito sin precedentes en las elecciones europeas, denostando al futurista Juan Fernando López Aguilar por el 'carca' (como le definieron en Ferraz) Jaime Mayor Oreja. A partir de ahí, los conservadores comenzaron un subidón en las encuestas que no sólo han superado a los socialistas en el plano teórico, sino que cuando llegó la primera oportunidad, los comicios locales y autonómicos de 2011, el PP dejó para el derribo y liquidación al PSOE.
Ahora, sólo hace falta que lo que Rajoy propone en su libro lo cuente bien, lo exponga adecuadamente en los mítines y encuentros sectoriales. Alguien podrá tildar las ideas que relata como muy simples, pero es que, precisamente, de eso se trata, de no liarse con complejos giros dialécticos, con engañar vilmente a los ciudadanos que, en resumidas cuentas, es lo que hemos tenido en los últimos años. Las líneas maestras que se detallan en Mariano Rajoy en confianza son muy simples de seguir, casi de perogrullo, pero lo triste es que no se han aplicado y así hemos llegado a esta situación de desamparo, de crisis y de tener que meter tijera en todo por culpa de un Ejecutivo que creyó algún día que el dinero público era ilimitado y que podíamos despilfarrarlo como el que le da al bote del jabón de los hoteles. Con esta izquierda se ha perdido la perspectiva del ahorro, de la cultura del esfuerzo.
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Máximo Medina -