El socialismo de las contradicciones
Si alguien tenía dudas de que Patxi López se está buscando el guiso en Bildu de cara a las próximas elecciones, sólo tiene que repasar sus últimas declaraciones en las que pide el acercamiento de los presos de ETA y el comienzo de las reinserciones. Es decir, el presidente vasco asume el discursos del máximo mandatario del PSOE en las Vascongadas, el inefable Jesús Eguiguren que, al final, no es más que un simple anexo de los proetarras, pero que es como aquel que pone una pierna en Francia y la otra en Irún. Es desde luego un arte ese don de la ubicuidad y de tener un doble discurso en un tema donde sólo se puede tener una postura, o blanco o negro.
El señor López vuelve a defraudar a la sociedad española y a la vasca en particular. Nadie en su sano juicio rechaza la paz. Al contrario, todos la queremos y cuanto antes, mejor que mejor, pero nunca al precio que se nos propone pagar, es decir la rendición total y absoluta, sin reclamar perdón a las víctimas y, sobre todo, esa especie de equiparación, de igualdad entre asesinados y verdugos. Esa es la primera norma de obligado cumplimiento. Mientras no haya un arrepentimiento claro, evidente y sin dobleces, no podemos hablar de normalidad, pero es que ni de lejos.
Lo que sucede en el caso del señor López es que le ha visto las orejas al lobo. Sabe de buena tinta que el PSOE está en proceso de liquidación y derribo en el País Vasco, que el futuro del socialismo será bajar en escaños hasta límites insospechados. Ya son muchas las voces que se plantean en las próximas elecciones dar el voto a Bildu porque, en realidad, si el PSOE asume las tesis de los proetarras, no hay razón ni argumento que haga pensar que en realidad lo que desean los socialistas vascos es fundirse y confundirse con los etarras.
Este socialismo, lamentablemente, ha quedado para los restos, perdido en sus cuitas internas, en diecisiete contradicciones, en pensar en no a la rendición etarra y, a la vez, postrarse a los tíos de la capucha; en pedir agua para todos, pero luego oponerse a trasvases; en pedir austeridad, pero luego gastarlo todo en pseudoembajadas y televisiones autonómicas. Con ese panorama, es imposible que el PSOE salga del hoyo en el que lleva metido desde hace algún tiempo y no saldrá mientras sus doctores sean el equipo médico habitual.
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Máximo Medina -