Las lecciones de Caldera
Hacía mucho tiempo que no sabíamos nada del señor Caldera, sí, ese señor que tuvo a su cargo el Ministerio de Trabajo e Inmigración, un ente especializado en la destrucción de empleo y de papeles for everybody, un departamento que funciona al estilo de esas financieras que no te ponen trabas a la hora de pedir un crédito, al contrario, todo son facilidades menos para abonar luego los cuantiosos intereses. Pues bien, el señor Jesús Caldera actuó como un ente similar, aquí entró hasta el Tato, pero luego esas medidas sin previsión alguna las hemos tenido que pagar con creces el resto de los ciudadanos hasta llegar a los 5,3 millones de desempleados.
Pues bien, como les iba diciendo, hace tiempo que no teníamos mucha constancia del responsable de la Fundación Ideas (muy malas, por cierto, las ideas, claro) hasta que el 27 de enero de 2012 salió en rueda de prensa para poner de vuelta y media al Gobierno actual por haber adelantado lo que iba a pasar con las cifras de la Encuesta de Población Activa. Sí, como lo oyen, a Caldera le pareció una falta de respeto adelantar ese dato porque considera que las instituciones no están para hacer un uso partidista de las informaciones y que en cuestiones tan sensibles como el paro lo que hay que hacer es actuar con responsabilidad.
Lo cierto es que estas declaraciones del ex ministro de Trabajo sorprenden sobremanera porque gracias a sus medidas pirotécnicas, dando a entender a medio planeta que en España se ataban a los perros con longaniza, el mercado laboral se saturó de tal manera que eran muchísimas más personas de las que realmente nuestro sistema podía asumir las que se sumaron al carro de venir hasta nuestro país con la esperanza de encontrar un futuro mejor. Cuando este señor ofreció esa posibilidad, nuestro desempleo estaba por encima de los dos millones y ahora casi lo triplicamos, porque los 5,3 millones tiene visos de poder seguir aumentando, aunque ahí ya será el equipo de Rajoy el que tenga que poner las herramientas necesarias para solventar ese problemón.
Por tanto, señor Caldera, menos divismos y menos aparecer como si no supiese lo que ha pasado en los últimos años en España y tendrá que asumir su parte de culpa en este sentido. Gracias a su idea de que aquí podía entrar todo el mundo sin necesidad de tener que pasar por un farragoso papeleo, hoy estamos como estamos. No es usted, desde luego, el más indicado para dar lecciones sobre empleo más bien sería lo contrario.
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Máximo Medina -