Pedigüeños
¿Hay crisis en la prensa, especialmente en el ámbito del papel? Los datos demuestran que sí, que las empresas periodísticas están pasando por dificultades importantes, algo que se constata con la cifra de trabajadores que han sido despedidos en los últimos tiempos. Sin embargo, esas estrecheces económicas no se demuestran, por ejemplo, en un diario como El País, donde se pagan unos sueldos de escándalo, con redactores jefes que cobran más que un ministro o que el propio presidente del Gobierno. La verdad es que choca bastante, pero
Eso sí, antes de que alguien se me eche encima (además con razón), tengo que defender la postura del periódico del Grupo Prisa en esas condiciones salariales porque, para empezar, es una empresa privada y a mí me parece magnífico que se paguen tropecientos mil euros de salario, incluso a un redactor de la categoría D. Sin embargo, lo que no tiene mucho sentido es que al mismo tiempo que se tiene cierta generosidad en los salarios, las empresas periodísticas reclamen subvenciones a los poderes públicos.
Y es que ese es el quid de la cuestión, ¿por qué las instituciones, ya sea el Gobierno estatal, regional o el ayuntamiento de turno tienen que sustentar a los periódicos? Está bien que haya cierto grado de publicidad institucional. Las llamadas campañas institucionales sirven, precisamente, para dar a conocer una serie de medidas o iniciativas que han de tener un soporte publicitario, pero lo que no puede ser moneda de uso común es que en un acto donde están la mitad de los ministros de Rajoy, me refiero al que celebró Pedrojota Ramírez hace unas semanas, se acabe casi por mendigar una ayudita.
Lo que tenemos que tener claro es que si a TVE se le ha despojado de todo sustento publicitario, ¿por qué los medios privados tienen que estar al amparo de la subvención? Tendrán, digo yo, que currárselo, tocar en puertas de otras empresas. Igual que al panadero o al frutero no le ayuda el Gobierno de España con una generosa dádiva, los medios de comunicación han de estar en la misma línea, entre otras razones porque al final cuanto más ayuda pública haya, menos libertad de expresión se podrá tener.
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Máximo Medina -