Huelga...pero de argumentos sindicales
España se pone en estos mismos instantes de huelga general. Los sindicatos mayoritarios, es decir UGT y CCOO han prometido que van a parar el país, al menos lo van a intentar porque son conscientes que tienen a millones de personas que se han puesto enfrente de estas organizaciones a las que hace tiempo que se les vio el plumero y que no están dispuestas a perder un jornal para que luego Méndez y Toxo se gasten las afiliaciones y las subvenciones en caros relojes y en lujosísimos cruceros. Hasta ahí podíamos llegar.
UGT y CCOO saben perfectamente que esta convocatoria no tiene sentido alguno, que su momento pasó entre 2008 y principios de 2010, cuando el paro no paraba de crecer en este santo país llamado España. ¿Dónde estaban entonces los líderes sindicales? Reunidos constantemente con Zapatero para ver cuál era la cuantía de las ayudas a recibir para el ejercicio siguiente. Y mientras los sindicatos llenaban sus arcas con toda clase de artimañas petitorias, la cifra de desempleados se disparaba y además sin atisbos de que la tendencia cayese, aunque fuese de manera muy ligera.
Además, ¿quién puede creer a todos estos que ponen por delante, cuando a ellos les conviene, a la clase trabajadora y luego, una vez acabado el teatrillo, el happening de la manifestación, se olvidan de las necesidades de esos cinco millones de parados para seguir enfrascados en sus procelosos negocietes, en sus opíparos y pantagruélicos almuerzos sin necesidad de tener que mirar la hora en sus carísimos relojes mientras ponen rumbo a babor a algún fiordo noruego?
Y si no tienen suficientes pruebas, vean como se las gasta cierto eurodiputado de Izquierda Unida, el señor Willy Meyer, que tuvo a bien saltarse dos sesiones plenarias en Bruselas para venirse a España un día antes de la huelga y ponerse en el día de hoy, 29 de marzo de 2012, al frente de un piquete en las cocheras municipales de Fuencarral, es decir, de donde parten gran parte de los buses urbanos de Madrid. Eso sí, este caballero que viene a reventar la posibilidad de que los ciudadanos de a pie vayan hoy a su puesto de trabajo o al menos tratar de que no lleguen puntuales llegó a Madrid en avión, en business class que pagamos, dicho sea de paso, los ciudadanos europeos. No es tiempo ni hora ya de cambiar el traje, las corbatas de seda o los Martinelli por el atrezzo de proletariado. No cuela.
2 comentarios
Máximo Medina -
Andáramos -