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Desde mi escaño

Adiós Don Pepito, hola Don José

Adiós Don Pepito, hola Don José

Dicen que la Justicia en España va lenta, que tiene una cadencia decimonónica, pero viendo que asuntos se ventilan en estos nuestros juzgados, a veces es verdad que lo extraño es que aún no funcione peor el sistema. Uno de los aspectos que tienen que regularse por ley es que no se pueden admitir como demandas ni como nada cuestiones tan absurdas como el pintar la fachada de amarillo cuando tenía que haber sido de color ocre, la colocación de un banco en la calle o, por ejemplo llevar a juicio el que a una persona le llamen Don Pepito cuando en realidad se llama José.

La historia es la siguiente, el director del periódico digital Canarias Ahora, Carlos Sosa, se ha referido en su medio a su homólogo de El Día como Don Pepito. ¿Cuántas veces lo ha hecho? ¿10, 100, 1.000, 10.000? Podemos hasta inferir que el tono pudiese ser burlesco, pelín faltón o todo lo que ustedes quieran, pero lo que suena completamente risible es que la Justicia entre de oficio a juzgar estas naderías cuando hay asuntos de enjundia que solventar a diario en nuestros tribunales. Pero nada, debe ser que sus señorías tienen demasiado tiempo de ocio y optan por hincarle el diente a estos asuntos tan trascendentales para el espíritu.

En fin, el caso es que un juez de Santa Cruz de Tenerife ha decidido que no se le puede seguir llamando Don Pepito al director de El Día, que en todo caso habrá que referirse a éste como José o Don José. Puede parecer un mal chiste, pero lo cierto es que la vida misma, magistrados que tienen que llevar expedientes que no tendrían curso alguno si, por ejemplo, la impartición de la Justicia fuese privada. Pero claro, al final todo esto es público y ya se sabe como somos en este santo país, que cuando algo no nos cuesta un euro (al menos hasta después de celebrado el pleito) venga a tirar con pólvora del rey y con el valioso tiempo.

No voy a ser yo quien llame a la rebeldía ni al señor Sosa ni a nadie, pero no creo que tampoco tuviese mayores consecuencias el utilizar nuevamente, hoy mismo por ejemplo, el nombre de Don Pepito para referirnos al señor editorialista de El Día. A mí es que hay cosas que me indignan y ésta, en particular, me parece sangrante con todo el retardo que existe en la Justicia española. Haciendo el chiste fácil, sólo faltó que la sentencia la leyeran los Payasos de la tele con el famoso "Adiós Don Pepito, hola Don José".

1 comentario

Máximo Medina -

Hay algo que no entiendo en su exposición: ¿qué es eso de que la justicia fuese privada? ¿Que la llevase una empresa y los jueces fuesen sus empleados? Hombre, en EEUU todo es privado y la Justicia y el Gobierno federal son públicos. Lo demás vaya usted a saber. Pero, reitero, si la justicia fuese privada, la mitad de los juicios no se celebrarían y la mayoría de los ricos no pasarían por el banquillo. Ahora bien, si nos ceñimos al caso, me parece correcto que se acoten los términos, porque mucho me temo que el señor Carlos Sosa se refiere así acerca de José Rodríguez en un sentido que no resulta nada amistoso, sino más bien lo contrario. Algo habrán aportado las partes para que el juez tome esa decisión.