¿Hacia dónde vamos?
¿Qué juventud tenemos en España? Pues, vistos los casos acaecidos en los últimos años en España, con las muertes brutales de Marta del Castillo y Sandra Palo, el dictamen es sencillo, frío y contundente, unos jóvenes que parecen debatirse entre el botellón, la holganza y la pelea perpetua de cada fin de semana. Por supuesto, tenemos chicos y chicas que son dignos de encomio, que realizan una denodada tarea altruista ayudando al resto de la sociedad, pero desgraciadamente está surgiendo una parte de esa generación que no tiene la más mínima duda en sacudir a las primeras de cambio, en hacer de su existencia una bronca permanente donde no se duda ni media fracción de segundo en sacar a pasear los puños, las patadas o la navaja con tal de imponer su peculiar ley de la calle.
El caso es que desde hace unas horas se está velando en la localidad vizcaína de Baracaldo el cadáver de un vecino de 40 años al que, sin causa justificada (y siempre pensando que cuándo está justificada la muerte), tres jóvenes le propinaron semejante paliza que lo dejaron prácticamente sin vida al instante. Pese a la llegada de una ambulancia, nada se pudo hacer por la vida de este señor al que el destino le tenía preparada una fea emboscada.
Eso sí, aunque suene irónico decirlo, afortunadamente estos tres mozalbetes pasaban ya de los 18 años de edad, es decir que no serán juzgados por la horrenda ley del menor y por tanto, salvo que se demuestre en el juicio que estos supuestos hijos de mala madre no han tenido nada que ver en la mortal paliza, recibirán un castigo ejemplar a modo de unos cuantos añitos en la sombra, lo que no estará nada mal, a ver si empezamos a poner orden en esta sociedad que parece haberse ido al garete y sus principios por el desagüe.
Lo triste de todo es que ya hemos llegado a u punto en el que tenemos que casi desear que si te matan a un familiar su autor, como poco, tenga 18 o más años porque de lo contrario es que ni pisa la cárcel. Si a este pobre ciudadano de Baracaldo le hubiesen matado gentuza como Miguel Carcaño, el Rafita y gente de esa calaña, hoy estaríamos seguros de que a esos autores del asesinato no les caería más de dos años y siempre en instituciones tuteladas en las que se permite, por ejemplo, que el asesino de Sandra campe a sus anchas por España entrando y saliendo de la vivienda social como Pedro por su casa.
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Máximo Medina -