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Desde mi escaño

El Metrohuelga

El Metrohuelga

Los madrileños tendremos que ir preparando un buen calzado, la billetera o, en su defecto, grandes dosis de paciencia en las marquesinas de los autobuses y/o en los atascos para lo que parece irremisible, dos huelgas de Metro, de 24 horas cada una, los próximos 27 y 29 de junio de 2012. La medida se corresponde con un nuevo ajuste salarial que pretende hacérsele a la plantilla del metropolitano capitalino y que acarrea en consecuencia que millones de usuarios se van a quedar a verlas venir esos dos días, teniendo como alternativas a escoger el ir andando, los autobuses, el coche particular o tirar de taxi, no queda de otra.

El problema de esta huelga, respetable como todas, es que confluyen en esta oportunidad intereses contrapuestos. Por un lado, el lícito derecho de los trabajadores a secundar su derecho a realizar los paros que consideren pertinentes en defensa de sus condiciones salariales. Pero, por el otro lado, tenemos a unos usuarios de Metro que ya están un poco hasta el gorro de ser usados como los rehenes de siempre. Cualquier medida que últimamente se viene adoptando en relación a lo que es este medio sólo termina por perjudicar al ciudadano, que o bien le dan por un lado, por el otro o por los dos al mismo tiempo.

Los madrileños hemos ido aceptando en los dos últimos años unas subidas bestiales en el Metro y a cambio se nos ha dado poco o nada (ampliaciones de líneas al margen). Primero fue el euro de entrada y salida en las paradas de las terminales aeroportuarias, luego dos aumentos consecutivos en el bono de 10 viajes, pasando entre 2010 y 2012 de los 7.60 euros a 12, incrementando el billete sencillo hasta llegar a 1.50 y encima con la entrada inminente de la tarifa por tramos, el incremento del abono mensual y, de remate, el recorte en los horarios del Metro. Con ese panorama tarifario encima nos dicen que el Metro va a tener dos días de huelga. ¿Creen que es sencillo que el ciudadano de a pie entienda a los huelguistas? Difícil, muy difícil.

Espero que, por el bien común, alguien en el Consorcio Regional de Transportes o como se denomine el invento en la Comunidad de Madrid, tenga a bien reunirse con los sindicatos convocantes de los paros y eviten una huelga que va a dejar la ciudad patas arriba. Hay que intentar, al menos, conciliar todas las posturas y al mismo tiempo que desde esta tribuna comprendo y acepto esas justas reivindicaciones salariales, también tengamos en cuenta que a muchas personas se les hace polvo sin poder disponer del Metro. Al final es una cuestión de saber encajar bien las piezas y poder conseguir resolver un puzzle que no debe ser tan complicado. Quizá la pieza discordante sólo sean los coches oficiales y unos despachos que no dejan ver la realidad.

Los madrileños tendremos que ir preparando un buen calzado, la billetera o, en su defecto, grandes dosis de paciencia en las marquesinas de los autobuses y/o en los atascos para lo que parece irremisible, dos huelgas de Metro, de 24 horas cada una, los próximos 27 y 29 de junio de 2012. La medida se corresponde con un nuevo ajuste salarial que pretende hacérsele a la plantilla del metropolitano capitalino y que acarrea en consecuencia que millones de usuarios se van a quedar a verlas venir esos dos días, teniendo como alternativas a escoger el ir andando, los autobuses, el coche particular o tirar de taxi, no queda de otra.

 

El problema de esta huelga, respetable como todas, es que confluyen en esta oportunidad intereses contrapuestos. Por un lado, el lícito derecho de los trabajadores a secundar su derecho a realizar los paros que consideren pertinentes en defensa de sus condiciones salariales. Pero, por el otro lado, tenemos a unos usuarios de Metro que ya están un poco hasta el gorro de ser usados como los rehenes de siempre. Cualquier medida que últimamente se viene adoptando en relación a lo que es este medio sólo termina por perjudicar al ciudadano, que o bien le dan por un lado, por el otro o por los dos al mismo tiempo.

 

Los madrileños hemos ido aceptando en los dos últimos años unas subidas bestiales en el Metro y a cambio se nos ha dado poco o nada (ampliaciones de líneas al margen). Primero fue el euro de entrada y salida en las paradas de las terminales aeroportuarias, luego dos aumentos consecutivos en el bono de 10 viajes, pasando entre 2010 y 2012 de los 7.60 euros a 12, incrementando el billete sencillo hasta llegar a 1.50 y encima con la entrada inminente de la tarifa por tramos, el incremento del abono mensual y, de remate, el recorte en los horarios del Metro. Con ese panorama tarifario encima nos dicen que el Metro va a tener dos días de huelga. ¿Creen que es sencillo que el ciudadano de a pie entienda a los huelguistas? Difícil, muy difícil.

 

Espero que, por el bien común, alguien en el Consorcio Regional de Transportes o como se denomine el invento en la Comunidad de Madrid, tenga a bien reunirse con los sindicatos convocantes de los paros y eviten una huelga que va a dejar la ciudad patas arriba. Hay que intentar, al menos, conciliar todas las posturas y al mismo tiempo que desde esta tribuna comprendo y acepto esas justas reivindicaciones salariales, también tengamos en cuenta que a muchas personas se les hace polvo sin poder disponer del Metro. Al final es una cuestión de saber encajar bien las piezas y poder conseguir resolver un puzzle que no debe ser tan complicado. Quizá la pieza discordante sólo sean los coches oficiales y unos despachos que no dejan ver la realidad.

2 comentarios

Máximo Medina -

Siempre que sucede igual, pasa lo mismo. Aunque parezca un galimatías no lo es, porque siempre que hay huelga en el sector que sea es por lo mismo: rebaja de salarios pero idéntico trabajo. Y, claro, algo está mal, porque o antes pagaban de más, algo muy dudoso, o ahora pretenden pagarnos de menos. Como bien señala María se bajan los sueldos y se suben las tarifas, como para que el negocio cuadre, algo que en manos de políticos (hoy están y mañana quien sabe) es casi imposible. Es evidente que mucha gente puede resultar perjudicada por el paro laboral, pero la culpa no es de los que hacen la huelga, sino de quienes les obligan a hacerla. No se ha inventado aún una forma mejor de protestar y de presionar. Porque sin huelgas, los desaprensivos que dicen llamarse empresarios estarían en su salsa.

maria hernandez -

pero como de dos días de huelga?
no lo podían resumir en uno?
por otro lado, entre bajada de sueldo a los currantes, subidas de tarifas a los currantes también ¿en que se gasta luego ese dinero? eh!