La escalera
El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife está trufado de grandes genios de la gestión chapucera e infructuosa. Bien es cierto que al equipo actual, conformado por la bicefalia de José Manuel Bermúdez y Julio Pérez, le toca lidiar con la herencia recibida, pero desde luego no deja de ser un escándalo mayúsculo que el Consistorio chicharrero se gastase más de 100.000 euros en habilitar una escalera mecánica en el Puente Galcerán para unir la parte de arriba con el nuevo viario del Barranco de Santos y que, dos años después, haya que proceder a su retirada porque, aparte de que casi nunca estaba en uso, los amigos de lo ajeno han aprovechado para mangar varios elementos de la infraestructura. Parece totalmente un sainete escrito por Berlanga, sino fuera porque en realidad todo esto ha salido de los bolsillos de los ciudadanos de Santa Cruz.
Lo grave de toda esta historia no es que ahora se proceda a la retirada de la escalera en cuestión, sino que en su momento se aprobase esa partida para instalar un elemento que, salvo mejor criterio u opinión en contra, era totalmente innecesario, máxime cuando unos metros más adelante hay la posibilidad de llegar hasta esa parte del Barranco de Santos a través de un paseo en ligero descenso. Pero claro, estamos hablando que quienes presiden la Corporación capitalina, al menos en la pasada legislatura, no vivían en Santa Cruz de Tenerife y por eso les daba lo mismo las necesidades reales de los ciudadanos. Uno, el ex alcalde y hoy adormilado senador, señor Zerolo, tiene su residencia fijada al lado del campo de golf cercano a Guamasa y el que fue el célebre niño en el bautizo, novio en la boda y muerto en el entierro, el pibe de Ofra (y de la Coca Cola) señor Llanos, tampoco estaba en el municipio capitalino, sino en el exclusivo recinto de Pueblo Hinojosa, en la Finca España (La Laguna).
El dislate de la escalera mecánica refleja hasta extremos insospechados cuáles son los pensamientos de nuestro munícipes padres, políticos de medio pelo que sólo buscan satisfacer sus propias ambiciones, incapaces en más ocasiones de las deseadas de prestar un servicio público en condiciones. ¿Cuántas veces no habremos oído noticias mandadas expresamente por el gabinete de prensa de la Casa de los Dragos sobre la posibilidad de poner escaleras mecánicas en esos barrios que escalan las montañas del macizo de Anaga. Los vecinos de Valleseco o de María Jiménez llevan años esperando soluciones para poder llegar a sus viviendas, salvando cientos de angostos y hasta peligrosos escalones. Pero no, se ve que ahí no lucían de cara a hacerse la foto de rigor. Eso sí, dos años después, a quitar la escalera y 100.000 euros tirados a la basura o al barranco.
2 comentarios
Máximo Medina -
Maria herrmdez -
En dos palabras ImpreZionante...