Arde Garajonay

Garajonay se quema, sigue ardiendo y se ha perdido ya una parte importante de su valor ecológico. Sólo la buena labor de los equipos de bomberos, de los pilotos de los hidroaviones y la valentía de la gente del lugar han conseguido, por el momento, limitar las llamas a una zona concreta. Eso sí, los políticos, los de un color y los de otro, siguen echando gasolina al fuego con sus absurdas declaraciones sobre quién tenía la responsabilidad en el incendio. Les da igual lo que se haya perdido, lo que realmente les interesa es ocultar su competencia o, lo que es lo mismo, hacer gala de una incompetencia extrema. Total, dirán, aún no es época de elecciones y para entonces ya no quedarán rescoldos que hagan variar la votación de turno.

Desde luego, si para un incendio tenemos que estar coordinándonos entre tres o cuatro estratos administrativos (estatal, regional, insular y local), mal vamos. Al final, en vez de sumar esfuerzos, lo que se provoca es una contradicción de órdenes, papeles que no llegan, mensajes que se contradicen o presidentes que salen a decir “déjenme a mí solo, que esto lo tengo controlado” para que a las 48 horas las llamas se reaviven y el daño se multiplique hasta extremos insospechados.

Por supuesto, las administraciones no pueden ser responsables de la existencia de un pirado-pirómano que le dé por prender un mechero o una cerilla y que el monte se incendie tan rápidamente como la velocidad de la luz. Sin embargo, habrá que empezar a pensar en que todos han sido unos dejados a la hora de no pedir bases permanentes de hidroaviones y otros por no habilitarlas antes, precisamente, de que suceda el mal (y no es la primera vez que en Canarias se sufren estos pavorosos fuegos).

Tampoco hay que olvidar que poco a poco en España se produjo el desmantelamiento, a mediados de los años 80, de una institución como el ICONA y sus siempre atentos guardas forestales, auténticos conocedores del terreno, responsables de tener siempre adecentados los montes y, sobre todo, las zonas por las que podían penetrar los vehículos en caso de que se produjera un conato de incendio. Ahora, sin embargo, se depende de la buena voluntad de los vecinos, que suelen ser el primer ‘batallón’ que hace frente al fuego antes de que lleguen los profesionales que, desgraciadamente, suelen tener alejados los políticos.

2 comentarios

[Máximo Medina - 17 de agosto de 2012 - 01:35]

La actuación de las 'autoridades' en los recientes incendios forestales es cuando menos deplorable. Más que nada porque todas quieren tener protagonismo en el salvamento del monte y al final solo las actuaciones aéreas pueden solucionar el desastre, o por lo menos paliarlo para que las fuerzas de tierra entren en acción. Lo que no me entra en la cabeza es que sean los políticos los que declaren el tipo de alerta en cada momento. De todas maneras, lo importante y a la vez imperativo es capturar a los culpables de estos delitos ecológicos, porque inciden en el bien común y en algunos casos, como Garajonay, en Patrimonio de la Humanidad.

[Maria Hernandez - 15 de agosto de 2012 - 08:49]

Las competencias de unos incompetentes que les queman en las manos...

Se les debería caer la cara de vergüenza a estos politicos el estar como niños todo el rato echandose la culpa unos a otros

Si les afectara personalmente estoy segura de que tomarían otra serie de medidas, pero como se ve que el sufrimiento de esas humildes gentes desalojadas les importa un comino, pues nada, si arde uno de los Parques mas bellos de la naturaleza pues que arda...

Deberían tomar ejemplo de su Majestad el Rey Juan Carlos y entonar el mea culpa de vez en cuando, "lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir" 
Un poco de humildad no hace daño a nadie pero el fuego en cambio nos afecta a todos de una manera u otra.

En las empresas es lo que ocurre, al imcompetente lo echan a la calle, pero estos payasos no se van ni aunque les echen.

@MMariaHs