Vueling, tenemos un problema
Vueling, tenemos un problema. La compañía aérea que preside el ex ministro de Exteriores, Josep Piqué, ha tenido un trato miserable y rastrero con los familiares de Saida Prieto, la joven quemada en la gala de elección de la Reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife.
El alcalde de la capital, José Manuel Bermúdez, que quiso acompañar a los padres de la joven hasta Sevilla, trató por activa y por pasiva de conseguir tres plazas en el avión de la compañía Vueling que volaba directamente hacia Sevilla, donde estaba ingresada su hija, o al menos dos plazas para que fuesen los padres y el edil capitalino buscar una conexión para poder llegar más tarde hasta la ciudad hispalense. Pero la respuesta del personal de tierra de la compañía fue un no rotundo.
Evidentemente, todos sabemos que los asientos de un avión no se estiran como el chicle, que las plazas son las que son y si el vuelo va lleno, no hay nada que hacer. Eso, en condiciones normales, pero ante un hecho excepcional como el de unos padres que precisan viajar para estar al lado de su hija en un momento tan dramático como el que estaba pasando Saida, hasta el más insensible no podría resistirse a remover tierra y cielo para conseguir que estas personas volasen directamente a Sevilla.
Pero si todos hemos sido testigos o víctimas de como un avión era desalojado en una parte para que viajase en tiempos no muy pretéritos una vicepresidenta a la que le gustaba ir por los aires disfrutando del lujo asiático. Así que no se entiende por qué en Vueling se cerraron en banda y dejaron tirada a esta familia.
José Manuel Bermúdez ha actuado en este caso razonablemente, dejando que transcurran los días, para ver, primero, si había alguna disculpa por parte de la aerolínea y, segundo, para centrarse en lo que interesaba realmente, el estado de salud de Saida. Obviamente, cuando el alcalde de Santa Cruz de Tenerife ha hecho pública esta denuncia es que no ha habido una nota por parte de Vueling. Esperemos que la misiva que le ha llegado a Piqué surta los efectos deseados y que se ponga en su sitio a los cafres que se opusieron en redondo a que estos desesperados padres pudieran estar a la mayor celeridad en Sevilla.
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