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Desde mi escaño

El deporte como vehículo de integración social

El deporte como vehículo de integración social

¿Qué papel pueden tener los espectadores que acuden a una cancha de baloncesto? Pues vital. Lejos de ser un mero adorno o aderezo que está para contemplar como diez jugadoras de baloncesto corren en pos de anotar una canasta o de ejecutar a la perfección un contraataque, son parte esencial del espectáculo, le dan un toque especial a cualquier acontecimiento deportivo hasta el punto de que si un encuentro se disputa con las gradas vacías, pareciera que falta algo. Como un gran plato al que le falta el perejil o a una tarta la guinda.

De hecho, es todo un ritual en muchas citas que no sólo sea el público el que agradezca el esfuerzo mostrado por los deportistas, sino que éstos acaben también devolviendo la cortesía dirigiéndose al graderío. En cierta manera, se produce una interacción educativa, ya que quienes asisten reciben en primera línea cómo se logran las cosas en esta vida, con un espíritu de sacrificio, de superación, pero también de colaboración con el compañero o cómo dar la mano al ganador o al perdedor de la contienda porque, no lo olvidemos, estamos hablando de deporte, de un juego al fin y a la postre y no tiene más misterios.

También el deportista recibe una lección porque ve como su esfuerzo, sus ganas o su tesón son recompensados por una enardecida afición que también sabe valorar los méritos del rival. Precisamente, uno de las modalidades donde se ve esta nobleza entre jugadores y seguidores es en el baloncesto. Exceptuando los casos extremos de los aficionados griegos, la educación, las buenas maneras y el saber estar es denominador común tanto de quienes practican este deporte como quienes disfrutan del mismo desde su localidad.

En definitiva, estamos hablando de todo un compromiso social, todas las partes implicadas forman parte activa del juego. Todos son esenciales para que, al fin y a la postre, el deporte sea un reflejo de la sociedad y viceversa. Que las buenas costumbres de la cancha tengan su prolongación fuera de ellas y viceversa. Si algo suele unir a la sociedad es, precisamente, el deportes y tanto público como participantes tienen una responsabilidad en dar ejemplo de buena conducta por encima del siempre terrenal resultado.

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