Trampolín a la vulgaridad
España es un país de contrastes, pero si hablamos de televisión, desgraciadamente, la audiencia da la razón a quienes programan realities o concursos chorras como Splash o Mira quien salta. Para quienes no tengan el (mal) gusto de pararse ante la caja tonta y presenciar estos programas, les cuento, someramente, que se trata de un grupo de famosos que, al parecer, tienen serios problemas para lanzarse al agua y máxime hacerlo desde un trampolín. La gracia radica en ver como todos hacen, en mayor o menor medida, el más espantoso de los ridículos.
No obstante, siempre he mantenido la máxima de que hay que darle al público lo que desee y si éste opta, entre la gran oferta mediática que tenemos en España, por pararse cuatro horas ante el televisor para ver como salta Falete u Olvido Hormigos, es evidente que no se puede hacer mucho más, sino pensar que hace tiempo que entramos en una senda equivocada y de la que, lejos de salir, seguimos penetrando por ella hasta caer inevitablemente por el acantilado de la incultura más supina. Luego, eso sí, nos extrañaremos de que haya opositores que digan que Ávila tiene mar o que Soria es una comunidad autónoma.
También está claro que tanto Antena 3 como Telecinco son muy libres de programa lo que les salga de las mismísimas ondas catódicas. Al menos esas cadenas se juegan sus cuartos y sin un formato no tiene predicamento entre la audiencia dura menos en parrilla que cualquier molesto figurante de la teletienda. Pero convengamos que es completamente absurdo y surrealista gastar 240 minutos de un tiempo precioso en ver a tipos y tipas montar escenas de pánico por tener que lanzarse desde un trampolín, algo que encima no hacen de gratis. Según caché, Olvido Hormigos, la ex concejala de Los Yébenes, percibirá unos 30.000 euros y Jesulín de Ubrique en torno a los 250.000 o 300.000 euros.
Se echan de menos programas de corte cultural, concursos al estilo del Tiempo es Oro donde había verdaderos genios, ratones de biblioteca capaces de dejar estupefactos al más pintados. Sin embargo, la cultura no vende. Lo que prima es la zafiedad, la vulgaridad y la nulidad del esfuerzo. Cualquier día viene Mercedes Milá y nos dice que lo de los saltos desde un trampolín es un experimento sociológico.
2 comentarios
María -
Es espectáculo debe continuar...
Así nos va!
Claro que, a veces, es bueno desconectar un poco de los problemas reales con este tipo de programas....no este en concreto, que me parece bochornoso, sobre todo en el caso de Olvido Homigos, que, haciendo juego de palabras, es mejor olvidarlo, porque su ejemplo no dice mucho de los políticos que nos gobiernan, quiero decir por dar el salto, jugando con las palabras otra vez, de la política a la piscina, pero sí otros de humor, como el de José Mota, aunque se haya desinflado un poquito, y sobretodo Los Clonnes.
@MMariaSp
Jamecuco -