1 de a gusto vacacional versus a 1 de agosto para Mariano
Apenas quedan unas horas para que Mariano Rajoy nos ilustre desde la tribuna de oradores del Senado sobre el llamado caso Bárcenas (este blog se irá de vacaciones, cachis en la mar, justo el día en que el señor presidente del Gobierno se pondrá a parlotear y el desconsuelo es tremendo que me convertiré al rajoyismo a la vuelta). ¿Qué tiene preparado el inquilino de la Moncloa para sorprender a la concurrencia? ¿Habrá desactivado todas las bombas que su ex tesorero parece ir dejando al primero que se acerca a decirle un simple buenos días?
Desde luego, Mariano Rajoy, no sé si con o sin asesores, ha buscado la mejor fecha para que en este país no sobreentendamos nada. Un 1 de agosto no le va a hacer caso ni el Tato. Los españoles medios echan el cierre en este mes y no quieren saber nada de política, de economía o de la apacible vida de los ornitorrincos hasta el 1 de septiembre. Seguramente, entre los que estén preparando las maletas para coger el avión, el barco, el autobús o el tren o quienes hagan del maletero de su coche un tetris para poder meter hasta la hamaca playera de la abuela no van a estar pendientes de lo que diga o deje de decir Rajoy. Total, ¿a quién le importa?
El único problema para Rajoy es una cosa que se llama Twitter y los tuiteros, seres inasequibles al desaliento, cansinos como ellos solos y que van a estar dando la vara al presidente tuiteando y retuiteando lo que salga de su boca (y si no siempre le podremos pedir a Toni Cantó que nos haga una reproducción fidedigna de las palabras de Mariano, ya que se le da muy bien imitar y remedar al presidente, lástima que con Rosa Díez no lo consiga).
Vamos, me juego aquí mismo triple contra sencillo a que Rajoy nos ofrece, en primer lugar, un panorama paradisíaco de la situación económica de España y después, como quien no quiere la cosa, hará juegos malabares para decirnos que había por ahí un ex tesorero muy, muy, pero que muy malo, que iba repartiendo sobres y cuartillas por esos países y mundos de Dios, pero que todo es más falso que Judas, que aquí el único papel que él conoce es el higiénico (y que a buen seguro que habrá usado en cantidades cuantiosas de millas viendo los seriales de los últimos meses). En fin, prefiero despedir el curso con ironía fina e inteligente y deseándoles que sean felices a pesar, muy a pesar, de tener que tragarse al infumable Mariano.
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