La bilis de Almudena
Almudena Grandes tiene que hacerse mirar urgentemente su odio hacia quienes no son de su cuerda. Uno puede estar más a favor o en contra de la jueza Alaya, pero lo que es indiscutible es que es una magistrada que se lo está currando a pesar de los mil y un impedimentos que le ponen desde distintos ámbitos, pero especialmente el político, con gente que está o ha estado vinculada a la Junta de Andalucía y que no parecen dispuesta a colaborar con la Justicia. Sin embargo, esto no arredra a una profesional de la toga, dispuesta a llegar hasta el fondo de la cuestión, cueste lo que cueste (y hasta diría que caiga quien caiga).
Sin embargo, para Almudena Grandes resulta inconcebible que la jueza Mercedes Alaya se persone todos los días en las puertas del Palacio de Justicia de Sevilla con la cara más limpia que un San Luis, con una mirada penetrante, dulce y sin ojeras. Dice esta vocera del grupo PRISA (y lo de vocera nunca mejor venido al caso puesto que lo hizo desde su tribuna en la Cadena SER) que alguien que no muestra tales signos de cansancio a las ocho de la mañana, o bien no es de fiar, o bien no es humana. Incluso ha llegado a insinuar que descuida a su familia (¡toma ya!).
Evidentemente, no voy a caer en la trampa facilona de juzgar a la señora Grandes por su aspecto físico o por la manera en la que se viste. Para gustos, los colores y a cada cual le puede satisfacer o desagradar cuestiones estéticas que la psique no sería capaz de razonar adecuadamente, pero de lo que sí estoy convencido es que la escritora prisaica, a falta de argumentos sólidos, de poder buscarle la más mínima falla a Alaya, intenta ponerla de vuelta y media atacando por el aspecto físico, como si el hecho de que alguien llegue fresco a su puesto de trabajo fuese un pecado.
Tal vez, querida Almudena, la cuestión se centre en que Alaya sea una persona tan sumamente rigurosa que tenga tiempo absolutamente para todo, para investigar los ERE, para tomar declaraciones, para poder disfrutar de su familia, de dormir ocho horas plácidamente e igual, con un poco de suerte, saque un rato para leerte o para escuchar tus soflamas en la SER. Quizá, Almudena, tu problema de ojeras y mala leche mañanera venga dado por una mala organización de tu jornada. Plantéatelo así, rica y no escupas tanta bilis.
1 comentario
María -