¿Cuánto durará la imputación de la Infanta?
Sábado 8 de marzo de 2014, 10 de la mañana, día internacional de la mujer trabajadora, es la fecha elegida para que la Infanta Doña Cristina haga el paseíllo de los 100 metros de la vergüenza y de la deshonra por su supuesta implicación en los tejemanejes y mangancias varias en Aizoon. Es el segundo intento del juez Castro después de que hace poco menos de un año, en abril de 2013, viese como su medida de hacer declarar a la hija del Rey volaba por los aires porque la Fiscalía se entrometió hasta extremos insospechados y sentó sus reales sobre la balanza de la ciega Justicia.
El problema es que hay dos meses por delante para que el cuento cambie, máxime considerando que en la imputación del año pasado, decidida el 3 de abril para que Doña Cristina declarase el 27 de abril (curiosamente también un sábado), duró menos que un caramelo a la puerta de un colegio, es de temer que al magistrado balear le intente hacer la puñeta el fiscal Horrach, que se empeña una y otra vez en decir que allí no hay nada punible, que la Infanta está limpia de polvo y paja (y si no lo está, ya idearán la fórmula magistral para que así pueda ser).
No es de extrañar que a su regio padre, Don Juan Carlos, le diese en plena Pascua Militar un ataque de titubeos y balbuceos. Casi apostaría doble contra sencillo que el Rey fue conocedor muchas horas antes de la decisión que iba a adoptar el juez Castro y que un año después se volviese a repetir la pesadilla. Ahora, no lo duden, ya estará su abogado, Miquel Roca, viendo los resortes legales para volver a sacar a la Infanta de este nuevo lío judicial, de un verdadero laberinto en el que lleva metida desde hace tiempo, a pesar de que se le haya querido cargar todo el mochuelo a su marido, al ex balonmanista Iñaki Urdangarín.
Sinceramente, la Casa Real está ante una de las mejores oportunidades para demostrar y hacer realidad aquella sentencia del Rey en el mensaje de Navidad de 2012, donde decía que la Justicia tiene que ser igual para todos. No habría mejor forma de plasmarlo que inhibirse de hacer presiones judiciales para que se retire la imputación. Pero mucho me temo que no estamos ante un cuento con final feliz, sino ante una historia en la que el Rey volverá a mover sus hilos para evitar que La Zarzuela se vea salpicada con la declaración judicial de Doña Cristina.
1 comentario
María -
Le han metido un gol. Y no precisamente el yerno.