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Desde mi escaño

Los caprichos de PPaco Marhuenda

Los caprichos de PPaco Marhuenda

El artista es, por naturaleza, un ser indomable, independiente, creativo, un verso suelto, alguien que no puede estar sometido a unas reglas porque, seguramente, desde que se quiera monitorizar su trabajo, el resultado de sus creaciones no será igual de fresco y de brillante. A lo largo de la Historia del Arte, los mejores productos finales han sido aquellos que no han estado sometidos al control exhaustivo del mecenas de turno. Claro que también aquellos artistas que mostraban su rebeldía contra los caprichos de su ‘patrocinador’ acaban viendo la puerta de salida y, según los tiempos, un perfecto puntapié en salva sea la parte.

Y no se crean ustedes que esto acontecía en tiempos en los que artistas como escultores, pintores, arquitectos, dibujantes o viñetistas debían inclinar la cerviz ante aquellos para los que trabajaban, sino que a día de hoy se quiere seguir controlando el talento y la ironía y si no se consigue, se pone al ‘rebelde’ en la puerta de la calle. Quien paga manda, eso es indiscutible, pero lo que sucede es que a veces es muy fácil dar lecciones de pluralidad desde los micrófonos de las tertulias y otra muy diferente es aplicarse el cuento en casa propia.

Todo esto viene a cuento por el despido de quien es uno de los mejores viñetistas de nuestro país, Borja Montoro, al que el director de La Razón, PPaco Marhuenda, le comunicó que dejaban de contar con sus colaboraciones con el periódico. ¿Motivo? Ninguno en especial, ya se sabe que las fórmulas para prescindir de un trabajador (máxime si eres un colaborador) se reducen a un escueto por necesidades de producción, aunque todos sabemos que prescinden de él porque sus viñetas eran bastante críticas con el marianismo pepero, algo que no encajaba con la línea editorial del periódico y con prácticamente todo el elenco de columnistas.

Sí, por supuesto que Marhuenda, Pedrojota, Moreno o Rubido pueden hacer lo que quieran en su santa casa, para eso tienen las riendas de sus respectivos medios (La Razón, El Mundo, El País y ABC), pero no se puede, en el caso concreto que nos ocupa, el del máximo rector del rotativo de Planeta, clamar a los cuatro vientos por la libertad de expresión y por pedir pluralidad a las tertulias a las que va y luego, de puertas adentro cargarse a aquellos que no responden a su marianismo más exacerbado. De traca, Paquito, de traca.

2 comentarios

María -

A PPaco le pasa lo mismo que a esa hache de su apellido...

Máximo Medina -

Muchas veces la creatividad y la mediocridad van de la mano. Son muchos los artistas que están 'sometidos' a la voluntad de un mediocre, probablemente porque si no, no se notaría la diferencia. El director 'razonable' no lo es tanto cuando se tocan sus intereses particulares, que no los de sus lectores, y así le va a su periódico. Nunca fue santo de mi devoción, desde este episodio, aún menos.