Vox: Vidal-Quadras y unos rebotados del PP con 'mono' de escaño
El poder engancha que es una barbaridad y si encima eres eurodiputado y vas en Business class, ni te cuento. Es más sencillo desenganchar a un toxicómano de la cocaína que a un político de su escaño, de ahí que cuando en su partido ya le ‘jubilan’ bajo la técnica del ‘quítate tú para ponerme yo’ sacar a relucir el ‘mono’ de sillón hasta que encuentra una dosis, un chute de metadona en otra formación que, perfectamente, puede actuar como un efecto placebo tan cortoplacista en el caso de que el nuevo partido no cubra sus expectativas.
En el caso del señor Alejo Vidal-Quadras, se dan todos estos síntomas, un tipo que lleva agarrado al escaño de eurodiputado por espacio de diez años, que no hay quien le desenganche de ahí porque está más enganchado a las canonjías que da Europa que Belén Esteban a sus adicciones de las que, por cierto, ha sido capaz de superar. Este político perdió su dignidad cuando volvió al redil del PP tras la puñalada del aznarismo en 1996 que puso su cabeza en bandeja de plata al pujolismo a cambio de poder gobernar la España post-felipista. La contraprestación pedida por CiU era la de recibir competencias y quitar de en medio de la primera línea política a este españolista del PP. ¿Creen que Aznar pestañeó? Nada, patada en el trasero de Quadras y luego, tiempo después, a meterlo de matute en las listas del Parlamento Europeo, donde el coloque se lo pagamos cientos de millones de ciudadanos de la Unión.
Lo siento enormemente por Vox, que es la formación en la que se ha enrolado este vividor de la política, pero su currículum es suficiente estigma como para no creer en la regeneración que proponen. Santi Abascal es el tonto útil, el que ha abierto el camino y José Antonio Ortega Lara el banderín de enganche para que ahora venga el hombre que jamás renunciará a la Business class a pedir el voto del cambio, de los nuevos aires en política. A éste, a Vidal-Quadras, sólo le interesan los aires que ponen a su avión a 33.000 pies de altura, con pantalla táctil en su asiento y catering a gusto de consumidor y factura que se le endiña a los votantes. Por eso, sinceramente, huyan de Vox, no es más que un PP de rebotados, pero con las mismas ansias de engancharse al poder cuales garrapatas o amebas.
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