Silencio mediático...por respeto a la familia de Marta del Castillo
Lo que están haciendo con la familia de Marta del Castillo ya no es que pase de castaño oscuro, es que, directamente, es un escándalo de dimensiones tan colosales que no hay lugar en el universo donde poder colocarlo. Se sale de madre, es un despropósito sin frenos y sin visos de que el principal implicado, culpable y asesino supuesto, el tal Miguel Carcaño, busque arrepentirse por el crimen cometido y al menos tenga un mínimo rasgo de decencia y de sinceridad y confiese de una puñetera vez dónde enterró a Marta.
Quienes sostienen que nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son unas malas bestias sólo tienen que comprobar el exquisito trato que se le está dispensando a este sujeto que ha cambiado no sé cuántas veces de versión sobre lo que pasó con la niña. Ha hecho vadear un río como el Guadalquivir, un vertedero más amplio que la ciudad de Segovia, se ha buscado en fincas, en escombreras, en zonas cercanas a las vías del tren y lo que al señorito se le vaya ocurriendo y la policía no puede hacer otra cosa que agachar la cerviz, comunicar al juez encargado del caso las nuevas revelaciones y casi estar preparado para un nuevo fracaso o, mejor dicho, una nueva mentira.
Lo peor de todo, más allá del gasto que supone cada intervención de éstas (que barata, desde luego, no sale), es el daño psicológico que se le inflige a la familia de Marta del Castillo. A mí me da mucho coraje ver a esos padres, a esos abuelos destrozados por el dolor, intentando soportar con entereza el daño que les supone cada revés después de tanta expectación sobre la posibilidad del hallazgo de los restos de su hija.
Quizá, sólo es un consejo, una recomendación o una sugerencia, merecería apostar por la discreción, no dar tanto pábulo mediático a estas operaciones hasta no tener seguro al 100% que se han encontrado los restos de Marta del Castillo. Creo que desde 2009 estos sufridos padres habrán revivido el capítulo de la desaparición y muerte de su hija en innumerables ocasiones y ver repetido en los medios cada pesquisa que se ha hecho con resultados estériles. Creo que por respeto a la familia habría que, en cierta medida, esperar a que se produzca la noticia definitiva y no darle tanto pábulo a especulaciones y conjeturas.
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