Rosalía Iglesias: 'indignidad barcenaria'
Rápido, por favor, que vengan todas las ONG de España para socorrer a Rosalía Iglesias, ya que la pobre no llega a final de mes y a este paso la veo haciendo cola en los contenedores del Mercadona de la calle Serrano o yéndose al exclusivo Sánchez Romero a ver qué mercancía ha sido descartada por parte de los responsables de esos supermercados. Es más, en su próximo programa de ayuda al Tercer Mundo, la Cruz Roja va a establecer un programa ex profeso para que a la mujer del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, no le falte nada de nada. A vivir a todo trapo.
A mí me produce verdadera repulsa que esta señora pierda lo poquito de dignidad que le podía quedar y trate de engañar al juez de turno asegurando que no tiene para pagar lo básico, que precisa como poco de una cantidad próxima a los 5.000 euros…para ir tirando. Vamos, lo que viene a ser el sueldo tipo de un alto porcentaje de los ciudadanos (y les aseguro que hay quien cobra menos) esta sufrida esposa pasa las de Caín porque seguramente su delicado estómago no tolera la marca blanca, seguro que tiene que desayunarse todos los días con mermelada de caviar Beluga y sus finos piececitos tiene que calzar Gucci como marca standard, nada de ir con zapatos del Carrefour, que para ella debe ser una horterada de marca mayor.
De verdad, alguien tendría que decirle a Rosalía Iglesias que ya basta de hacer el ridículo, que su marido se lo ha llevado crudo, que ya va camino del año en la cárcel de Soto del Real, que ya no engañan a nadie y que encima nos hemos enterado de que hacían trampas en Hacienda. Hay que tener un desahogo más grande que un estadio de fútbol y encima querer hacerse pasar por víctimas de lo que han venido perpetrando con total impunidad en los últimos años, una estafa, un golpe, un saqueo despiadado del dinero de mucha gente honrada para ellos darse la vida padre y disponer de un pisazo en la madrileña calle Príncipe de Vergara, donde hay viviendas que el metro cuadrado puede superar fácilmente los 10.000 euros (echen cuentas).
Y si es verdad que la señora Rosalía Iglesias no puede llegar a fin de mes, hay una solución más sencilla, que acompañe en la trena a su esposo. Allí, en el presidio, disfrutará de todas las comodidades y puede incluso, ya que la señora en cuestión tiene un tipazo de infarto, debutar en la pasarela de moda carcelaria de cara a presentar los modelitos veraniegos. A ver si así se le acaba tanta tontería.
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