Nuevo engaño con la vieja fábrica de la Celgán
Están persiguiendo a fuerza de pasividad que ocurra una desgracia en la vetusta fábrica de Celgán de Tío Pino, en Santa Cruz de Tenerife. Después de que organizaciones como Proyecto Hoy no sólo ayudase a buscar un alojamiento decente a los indigentes que allí pernoctaban (y bueno, hacían su día a día en esas ruinas y en esas cochambreras) y de que el consistorio capitalino le prometiese a Guillermo Guigou, concejal de Ciudadanos, que aquella vieja industria quedaría demolida, ha pasado más de un año y el ‘chiste’ está en que nada se ha hecho y que, por supuesto, ‘nuevos inquilinos’ se han instalado en la zona. ¿A qué estamos jugando?
De verdad, señor Bermúdez y a quien competa dentro del área de Asuntos Sociales de la Casa de los Dragos, ¿a qué esperan para tomar medidas? ¿van a tomarla cuando ya sea irremediable y tengamos uno o media docena de muertos que llevar a las primeras portadas de los informativos y de los periódicos? ¿es esa su manera de cumplir con las promesas dadas? Señores, que estamos hablando de vidas humanas, de personas que sienten como usted y como yo, gente que desgraciadamente, por vicisitudes de la vida, han caído en ese pozo, pero que no se les puede dejar de lado como quien bota la basura. No es de recibo.
Por supuesto, escribo esto con el retardo de unos días, de lo que he visto en prensa y lo que se ha publicado en Twitter. Ojalá y a estas horas no sólo se hubiera firmado la orden de derribo y el traslado de esas personas a lugares con condiciones más saludables en las que poder sentirse ciudadanos de primera. Sin embargo, conociendo como conozco cierta burocracia, mucho me temo que el decreto estará muerto de risa perdido por algún expediente en la mesa de algún chupatintas con pocas ganas de trabajar y menos aún de darle la vara a José Manuel Bermúdez. ¡Qué pena, de verdad!
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