Paradójica (in)Justicia
Dicen que en España la Justicia está desacreditada por completo y la verdad es que no es de extrañar tal y como está el panorama entre dobles varas de medir, jueces juzgados, banqueros estafadores que encima se ponen dignos y etarras en la calle mientra que por mucho menos tienes a un torero en la trena al tiempo que se le dan homenajes a un tal Farruquito que hizo exactamente lo mismo, pero encima intentando endorsarle el muerto a su hermano menor. En fin, todo un verdadero desbarajuste que han convertido a nuestro sistema judicial en una moneda al aire, que te puede salir cara, cruz o incluso de canto. Todo depende de dónde caigan los casos y los abogados que uno pueda costearse. Y encima, por supuesto, pague usted antes de entrar.
Por ejemplo, que el jeta de Miguel Blesa pueda estar estos días pavoneándose delante de un juez, pero no en calidad de acusado, sino de testigo para empurar al magistrado Elpidio Silva me parece algo tan anacrónico como fuera de toda lógica. A ver, si el juez Silva se ha excedido (como así lo parece) en su procedimiento, en su instrucción, para ser más correcto, que pague con la inhabilitación que le corresponda, pero lo que no puede ser es que mientras los estafados por las preferentes están al socaire de la justicia divina (en la terrenal ya no confían), el señor Blesa goce de los máximos privilegios. No casa.
Y hablado de Elpidio Silva. Este juez sigue incurriendo una y otra vez en los errores de creerse que puede impartir justicia donde a él le venga en gana. La penúltima de este sujeto ha sido salir por las televisiones a decir que él quiere ver en la cárcel al director de Periodista Digital, a Alfonso Rojo, a amenazar con el hecho de que este periodista sabe el tsunami que se le viene encima. Afortunadamente, Ana Rosa Quintana, la presentadora y directora de El Programa de A.R estuvo al quite e impidió que el juez metido a político siguiera con su amenazadora verborrea. Ojalá Elpidio sólo haya uno y que dentro de poco se aleje de por vida de los juzgados. Este es de los que te mete en la trena y luego te interroga. Así lo hizo con Blesa y ahora miren lo que ha sucedido, el banquero en la calle y él jugándose la inhabilitación.
Sobre el caso de Ortega Cano, qué duda cabe que entiendo que se ha hecho justicia y que el autor de la muerte de otro conductor está donde tiene que estar, entre barrotes. Sin embargo, el rasero por el que se miden unos casos y otros resulta llamativo. A los terroristas se les ha dado vía libre para abandonar prisiones, aunque sea falsificando informes médicos para justificar la salida del moribundo (jajajaja) Bolinaga o, por ejemplo, como se le dio un trato de favor al desahogado de Farruquito. Desde luego, cuesta mucho no soltar ciertos adjetivos sobre el funcionamiento de nuestra Justicia española, pero me los quedaré en mi pensamiento más íntimo, no vaya a ser que fuera éste a ser mi último artículo.
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